Dice Anthony de Mello, sacerdote jesuita, que amar significa ver a una persona, una situación o una cosa tal como es realmente, no como imaginas que es.
Con ese concepto aclaro mi duda acerca del amor de una madre hacia sus hijos. No importa cuál es mejor, cuál es más guapo o cuál es más bueno o inteligente, la mamá los ama a todos, tal como son, y pese a saber que no son tan guapos, o tan buenos, o tan inteligentes, para ella son perfectos. Pienso que en un noventa y nueve por ciento de los casos, es así.
Ahora paso a aclarar mi duda respecto al amor de Dios, quien es padre y es madre; en occidente estamos acostumbrados a verlo como Dios Padre, el que crea; en oriente, lo ven como Dios Madre, el que engendra.
Crea o engendra, hablamos casi de lo mismo, él es y en él está el “Origen” de la humanidad. Y Él, (quien es a su vez él y ella, Padre y Madre), ama a sus hijos, a todos. Ya que en el fondo de cada uno habita el ser perfecto, el que ha sido hecho a su imagen y semejanza. Difícil de entender, difícil de explicar, como dice la canción, pero es así. Y no crean que yo lo entiendo, ni logro aceptarlo, es muy difícil.
Tony de Mello, define magistralmente al amor: “el amor no es algo que produzcas, que tengas; el amor es algo que te tiene a ti”. El amor se genera a través de la conciencia. Quien no es consciente, no ama. Ser consciente es comprender, asumir, la importancia de ese otro ser en tu vida, el que esté ahí viviendo, que exista pese a todo, que siga ahí, pese al error, y que siga siendo importante. Al amor es la vida, la vida sin amor no tiene sentido. Y vivir es estar aquí, estar ahora y confiar: “Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros… Observad los lirios del campo, cómo crecen; no hilan ni se afanan” Amar es confiar.
Amar también es respetar, Cada quien puede hacer lo que quiera con su vida mientras no altere la vida y la libertad de los demás.
Todo lo escrito podría sonar a simples palabras, frases con algún sentido para ciertas gentes, o con ningún sentido para otras personas. Pero lo que escribo ha sido vivido. Estuve a punto de perder a una persona de quien no sabía que yo amaba tanto, no tenía conciencia; y en ese momento, el instante de ceder ante el destino y el pronóstico de la ciencia, o de confiar en Dios y su misericordia, opté por lo segundo, y como confiar es amar, amé; amé desde el imperfecto amor humano, y Dios me concedió otro tipo de Amor; me concedió la vida como un regalo de reparación, como una oportunidad para devolver lo que tanto se me ha dado y de lo que yo no tenido consciencia.
Puede ser que por eso el Amor, sea una virtud que la da Dios; hay que pedirla. Al pedir con o por amor pedimos conciencia. Y les aseguro que no es fácil, ni agradable; el Amor es difícil y puede resultar que lleguen momentos muy desagradables junto a él, y junto a Él, así, con mayúscula. Porque el Amor es Dios mismo y él llega como un tsunami que te destruye, que acaba con todo lo que creías solidificado, lo que pensabas inamovible. Él te dice ¿querías Amor?, bien, “DESPIERTA”. Ser consciente puede resultar muy complicado, pero saben qué, vale la pena.
Mi mami está inmóvil, acostada en una cama, ahí en el hospital, se alimenta por sonda, orina por otra sonda, y la mitad de su cuerpo está paralizado. Cada día festejo un pequeño avance, un movimiento, un sonido. Intento llegar a verla con el mejor ánimo, aunque a veces también llego a su habitación y no disimulo que he tenido un mal día. Además ella lo nota todo, me conoce y sabe que no sirvo para fingir. Ayer fue así. Estaba leyéndole y ella levantó su brazo, el que puede mover, y empezó a hacer movimientos con los dedos de su mano. Me acerqué para tratar de entender…yo había tenido un día difícil, mi mami no paró con sus movimientos hasta que yo puse su mano sobre mi cabeza. Ella acarició mi pelo y luego sobaba lentamente mi mejilla. Entonces entendí que no debía buscar el Amor en otro lado…“el amor no es algo que produzcas, que tengas; el amor es algo que te tiene a ti”.