Cuántas veces hemos escuchado en esta Latinoamérica que el pueblo necesita expresarse, para evitar ser manipulado y que pueda con su propia voz decir o gritar “aquí estoy, esto soy, esto quiero para sentirme libre”! Ahora, en estos instantes en que las fronteras están, prácticamente rompiéndose, y que la Internet nos une incluso en tiempo real, estemos donde estemos, está llegado ya el momento tan codiciado desde hace tantos y tantos años… Con la Internet los pueblos pueden convertir su voz no sólo en su expresión individual. Tienen ahora los pueblos la fabulosa posibilidad de convertir su pensamiento en opinión, en posición y hasta en mandato. En cierta medida la Internet es, quizás, una de las pocas tecnologías, en la historia de las sociedades, convertida en puente, al usarla seria y racionalmente, de la solidaridad entre los hombres, entre los pueblos, entre las comunidades.
Es interesante, por decir lo menos, conocer por la internet mediante el facebook, twitter, whatsapp, instagram… como la gente, de todos los niveles, de todos los estratos sociales dejan sus inhibiciones de lado. Cada quien quiere, y así lo hace, mostrar que existe, que está vivo y que tiene derecho a mostrarse y que terceros, sean amigos o no, sepan de sus formas de vida. Fotos, mensajes escritos, dibujos. Nadie se siente, con semejante vivencia, rezagado. Chicos, adultos, ancianos, inválidos, mujeres, hombres, de repente han encontrado una motivación importante para impulsar más su vivir. No importa el color de la piel, la fe religiosa, el registro político, el género. ¿No es esta, entonces, la voz tan anhelada? Que hay alguien, por ahí, que pretende pasarse de avispado y busca vender gato por liebre o cambiar, como en la conquista, oro por collares de vidrio es parte de la convivencia imperfecta. Felizmente, quienes ya están subidos en este avión saben, por demás, como amarrarse bien los cinturones…
Pero esta voz puede, tal cual está sucediendo, convertirse en orden y práctica social popular de alta discrecionalidad, contra el mal manejo de la cosa pública y los funcionarios malversadores del bienestar social de los pueblos. Buena parte de los gobiernos actuales, intimidados en ser descubiertos en sus fechorías, buscan, entonces, bloquear el uso de la Internet a voluntad. Es que los sucesos en el norte de África que pusieron patas arriba las dictaduras que, a sangre, fuego y corrupción, habían hecho tabla rasa de la libertad, bienestar y justicia de sus ciudadanos, durante 20 y 30 años, fueron más que una advertencia. Por eso los gobiernos populistas y fascistoides de Latinoamérica tienen ya las barbas en remojo. ¿Por qué, si no fuera así, Maduro en Venezuela y Correa en Ecuador están interesados en prohibir la Internet que no sea para aplaudir sus incorrecciones y sus actos inconstitucionales?. Ambos persiguen a quienes en las redes sociales les hacen oposición y no aceptan sus mentiras.
Para Maduro, por ejemplo, quienes están en desacuerdo con su manipulación gubernamental son fascistas que merecen la cárcel y advierte que “si pierde el chavismo en las próximas elecciones Venezuela no estaría lejos de un baño de sangre”. Correa no llega a tanto. En cambio, en su desesperación del típico perdedor, amenaza a los usuarios de Internet que no están con su régimen, tal cual hizo con el autor de Crudo Ecuador, que “es un cobarde y pronto sabremos quien es y lo conocerá el país”. O sea, sin respetar el derecho al anonimato y burlándose, así, de la “voz del pueblo” que tanto ha reclamado, puso en evidencia su estilo de linchamiento mediático, típico de sus sabatinas dictatoriales. ¿Es que, acaso, le interesa a Correa que el pueblo pueda expresarse con voz propia o que su voz solo sirva para alabarlo, aplaudirlo, y reverenciarlo?. “Recordamos – dice FUNDAMEDIOS (Ecuador) – que las autoridades de Gobierno, encabezadas por el Presidente de la República, tienen la obligación de garantizar derechos y libertades constitucionales como el de la protección de datos personales”.
Nosotros insistimos, trayendo a colación la “Declaración Conjunta Sobre Libertad de Expresión e Internet”, firmada el 1 de junio del 2011, por los relatores de Libertad de expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA), Naciones Unidas (ONU), Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Comisión Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos (ACHPR). Los aspectos más específicos, aquí consagrados, y que ni el gobierno ni el pueblo deben perder de vista son: “ a) Los Estados tienen la obligación de promover el acceso universal a Internet para garantizar el disfrute efectivo del derecho a la libertad de expresión, b) La interrupción del acceso a Internet, o a parte de este, aplicada a poblaciones enteras o a determinados segmentos del público (cancelación de Internet) no puede estar justificada en ningún caso, ni siquiera por razones de orden público o seguridad nacional, c) La negación del derecho de acceso a Internet, a modo de sanción, constituye una medida extrema que solo podría estar justificada (…) siempre que haya sido ordenada por la justicia, teniendo en cuenta su impacto para el ejercicio de los derechos humanos