Claro que el Ecuador cambió en pocos días. Se necesitaron dos Proyectos de leyes, el de La Distribución de la Riqueza y de la Plusvalía, para que se el Ecuador haya cambiado.
El Presidente Correa se ausentó en otro viaje por Europa. Se fue con el convencimiento de que el Ecuador que dejaba era el mismo que el sostiene que son más, muchísimos más; sin caer en cuenta de que muchos están cansados de la intolerancia, el atropello, la vejación y el despilfarro. Faltó el toque final, la gota que derrame el vaso, que el pueblo sienta que se atenta contra lo más sagrado, la familia y su patrimonio, producto del esfuerzo de su trabajo.
Al retorno encontró otra realidad, el país se agitaba en varias ciudades, Ecuador cambió. La inmensa mayoría que desaprueban sus proyectos, no son el grupúsculo que el denomina opositores de extrema derecha, ni los grupos de presión y acaudalados personajes que sirven a protervos intereses políticos, que buscan infundir pánico en ciudadanos honestos y trabajadores. NO, es un pueblo que se cansó, Que no conspira, pero que exige diálogo y cambios.
El diálogo de tres meses que se plantea es sólo para los de BUENA FE, el resto, ni hablar. Se busca ganar tiempo. La llegada del Papa, exige un ambiente de paz. Se cambia el nombre de la revolución por El gobierno de los Pobres; “Antes, los pobres tenían que luchar contra gobiernos de banqueros. Hoy, los ricos luchan contra el gobierno de los pobres”. Esto dicho por otra persona, a lo mejor suena a conspiración.
El retiro de los proyectos de Herencia y Plusvalía, tienen visos de inconstitucionalidad. La Constitución sólo admite para los calificados de urgencia, la aprobación, modificación o negación. No hay verdad ni transparencia.
La marcha multitudinaria del jueves 25 dejó claro que Guayaquil se reveló contra el gobierno. Según el Presidente seguiremos de luto, y el luto será eterno mientras no exista la confianza.