“Es ciertamente un grave mal para un gobierno que aspira los honores de la más genuina democracia, sostener una fuerza armada para contener los extravíos de la ambición…” Vicente Rocafuerte Bejarano
Este criterio del primer presidente nacional a inicios del siglo XIX hablan de un malestar y una esperanza… Declarado Ecuador como una república lograda en una férrea lucha por sus libertades, eso de que fuerzas militares tenían que proteger su gestión civil democrática no hablaba bien de la madurez política existente. Este era un malestar. ¿Es que llegaría el momento en que la sociedad ecuatoriana podría subsistir sin la recurrencia a las armas, en una sociedad políticamente estable y en armonía social, en la vivencia de un estado de derecho estrictamente civil? Para Rocafuerte era cuestión de tiempo, pues “los extravíos de la ambición” serían superados por el propio desarrollo ciudadano… Esta era la esperanza! Desgraciadamente, a dos siglos del proceso socio político vivido hasta hoy, el malestar ha tomado la delantera en Ecuador dejando marginada la esperanza!
Como que es falta de todo sentido histórico, en estos comienzos del siglo XXI, seguir pretendiendo recurrir a la intervención de los uniformados, para saldar ajustes de la sociedad civil. ¿No es bastante con que todavía hasta el llamado a elecciones y su proceso sean vigilados y controlados por militares? ¿Es que, acaso, los civiles nos hemos declarado, por alguna razón desconocida o traumas del pasado, incapaces de vigilar nuestras libertades? ¿Por qué todo esto? Pues que llama la atención, que por los decires, que van y vienen por Internet, respecto a que los militares “han retirado o están por retirar su apoyo al gobierno”, el Ministerio de Defensa Nacional se tome la molestia de informar, a través de su ministro, que “estas declaraciones son irresponsables” y que se busca “manipular a la voluntad popular”, y también (¡no faltaba más!), que espera “que los responsables sean juzgados por la ley”.
Si tan antojadiza declaración puede aceptársela de un ministro que cree que al hacerlo defiende a “su” presidente, no parece ser idéntica situación para el jefe del Comando Conjunto, General Luis Garzón. ¿Por qué entrar en el juego politiquero del ministro, apoyando dicha declaración, que busca, él sí, manipular la voluntad ciudadana, dando a entender, solapadamente, sobre un apoyo militar…? ¿De que otra manera entender esto de que el gobierno y las FF.AA. han estado siempre en “sintonía”, y que en su beneficio “En este periodo hemos hecho inversiones 6 veces mayores que los anteriores periodos”?. ¿Es que algo ganó la república, la democracia declarando que “las Fuerzas Armadas son responsables y profesionales”, e insistir que velan por la democracia y apoyan las libertades del pueblo? ¿Acaso alguna información en las redes ha tratado a los militares de irresponsables y de no profesionales? ¿Qué tiene que ver la inversión en las FF.AA. con su respeto total a la Constitución y al pueblo ecuatoriano como único soberano?
El que se diga en las redes que los militares le han quitado, le quitan o le quitarán su apoyo a Correa y su gobierno, nada tiene que ver con los principios constitucionales que rigen para el aparato militar. Pues, ¿cómo le quitarán un apoyo que las Fuerzas Armadas, como institución, jamás pueden darle a ningún gobierno? ¿O es que no es entendible, comprensible que “Las Fuerzas Armadas y la policía Nacional son instituciones de protección de los derechos, libertades y garantías de los ciudadanos” (Art.158) y que deben “cumplir su misión con estricta sujeción al poder civil y a la Constitución”? (Art.159).
Aunque Correa o cualquier gobernante de turno pretenda la sujeción, en sus manos, de todas las funciones e instituciones del Estado, incluidos por extensión política las libertades y los derechos ciudadanos, tal cual está sucediendo, no hay que olvidar que la palabra de la Constitución está sobre cualquier ley, norma o reglamento!. Mas aún… Sobre cualquier decisión arbitraria o no, desde la función ejecutiva, legislativa o judicial, que esté encaminada a violentar la razón expresa constitucional. Pues, tal cual recalca EL ART. 424,
“LA CONSTITUCIÓN ES LA NORMA SUPREMA Y PREVALECE SOBRE CUALQUIER OTRA DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO. LAS NORMAS Y LOS ACTOS DEL PODER PÚBLICO DEBERÁN MANTENER CONFORMIDAD CON LAS DISPOSICIONES CONSTITUCIONALES, EN CASO CONTRARIO CARECERÁN DE EFICACIA JURÍDICA”
Francamente no entiendo cómo es que el Presidente, ante la gran magnitud de ecuatorianos que le piden rectificar, diga de forma tan desfachatada, que aquí NO PASA NADA!!. Si más de la mitad de la población se queja, creo yo, que hay que prestar atención a lo que estoy haciendo, porque algo anda mal. No se puede ser tan irresponsable y simplemente minimizar las manifestaciones que se vienen dando a lo largo y ancho del País. Si este hombre aspira a ser recordado algún día por las buenas cosas que hizo por la patria, debería ahora comenzar por reconocer y rectificar todo el mal que le está haciendo al País, simplemente por implantar una ideología que no está acorde con los tiempos que vivimos.