Las últimas semanas la universidad ecuatoriana ha estado en boca de todos y no necesariamente vista de buen modo. ¡Ayayay Yachay! Qué desgracia, qué declive, ¡qué «vergogna»! como dirían los italianos. Y la Universidad de Guayaquil ni se diga, con un concurso de méritos y oposición criticado públicamente por todos. Nos llenamos la boca diciendo que somos república independiente y seguimos dejando que en educación los españoles nos colonicen. Solo en la «Banana Republic». A pesar de todos los dimes y diretes que han copado las primeras planas de los diarios, algo renueva el optimismo y es la Espol (Escuela Superior Politécnica del Litoral), que desde diversas vertientes busca tributar para que el Ecuador transite de una economía primario-exportadora, de recursos limitados y de poco valor agregado e innovación, hacia una economía del conocimiento, de recursos ilimitados, con valor agregado y alto grado de innovación, aportando al Ecuador como una academia de calidad.
En la academia las estrategias complementarias son dos: crear universidades de clase internacional -lo que en principio significan Yachay e Ikiam- , y fortalecer las existentes que tengan potencialidades académicas y una trayectoria a favor del desarrollo local y nacional, como la Espol.
En el año 2000, la Espol presentó la propuesta llamada «Zona de Innovación para el Litoral Ecuatoriano» (ZILE), al amparo del «Código Orgánico de la Producción, Comercio e Inversiones», cuya investigación aplicada se enfocará en los temas claves del litoral, el subtrópico y el golfo de Guayaquil, que poseen una base de recursos extraordinarios, sostén de las principales actividades productivas de la región, como por ejemplo, la biotecnología aplicada al banano, el laboratorio de biomedicina, el cual tiene la tecnología genética para construir virus de rabia e influenza para vacunas, y que probó su capacidad para desarrollar diagnósticos genéticos de epidemias virales como chikungunya y ébola, para citar unos pocos logros.
Bien por la Espol, éxitos en su gestión; esperemos que todas transiten por el mismo camino.