“Vamos a la guerra los unos contra los otros en dirección a las mismas tierras prometidas… Cuando la contradicción se hace tan urgente hay que apresurarse a superarla”. Antoine De Saint-Exupéry.
Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha buscado convivir con sus semejantes en espacios sociales donde la felicidad no sea esquiva. Leyendas, mitologías, tradiciones cuentan que, tan maravilloso objetivo, alguna vez ya fue una realidad. La Atlántida recordada por Platón ha dado rienda suelta hasta hoy a muchas especulaciones, y estas han sido base para fantasiosos textos exultados como históricos. Pero es el paraíso bíblico el que más clientela tiene aun y que, incluso, está pendiente de su retorno y recuperación. Lo cierto es, sin embargo, que la humanidad viene en su recorrido histórico pretendiendo convertir las sociedades deseables en sociedades posibles. Pero, como que en este recorrido, su práctica vivencial no ha pasado, en general, de soportar, continuamente su angustia existencial…
No hay mejor sociedad, tal cual lo proclaman millones de gentes, que la conformada por los caminantes de los senderos de Dios. Las religiones universales insisten, cada una a su manera y según sus particulares principios, que la oración y la fe son suficientes pilares de fortaleza para sostener los pueblos en paz, bienestar y armonía. Pero la historia no lo ha confirmado en ninguna época, pese al ánimo conventual del medioevo en Europa y del lamaísmo en el Tibet. En todo caso, después de la República de Platón y la Ciudad de Dios de San Agustín las utopías sociales, comunistas, monárquicas, socialistas o anárquicas no han dejado de aparecer tratando de topar, por fin, con sociedades más humanas. ¿Ha sido logrado? Protegiéndose con el nombre de Marx, definidos como marxistas, pero sin responder en la práctica a los verdaderos criterios de su filosofía, los resultados de su interpretación, en 100 años de una esperanza expectante, son hasta ahora fallidos. ¿O queda alguna prórroga pendiente?
¿Qué se quiere sin embargo como deseable en una sociedad? Todos, desde cualquier perspectiva socio política, pretenden un bienestar colectivo, que apunte a favor de una identidad creativa individual. Claro, que esto significa, en verdad, la existencia estable de una sociedad, relacionada mediante la afluencia de libertades, en un contexto de plena justicia. Libertades, por supuesto, en que solo el daño a terceros sean sus límites y una justicia que, más allá del aparataje legal, sea sinónimo de equidad en todas las alternativas del vivir humano. ¿Difícil? Quizás complejo… Pues hay quienes lo ven posible con protección de un Estado, bajo cuyo paraguas cada ciudadano puede establecer, para sí, su vivencia socio cultural como factible. Aunque también hay quienes no creen válido semejante protección que, casi siempre, ha concluido absorbiendo las libertades y justicia, que debía proteger por encargo ciudadano. Hay muchas más huellas en los senderos del hacerse del humano, de desprecios, por tiranías y despotismos…
¿Cómo mismo usar el aparato estatal, fuera de un militarismo que exige en su creencia de ser necesario, más gastos en armamentos y favores, sin caer en algún tipo de autoritarismo expresado, en general, en arbitrariedades incluso antihumanas? En esta interrogante reside, quizás, en gran medida, la confrontación de siglos en la lucha por el poder político que, hasta hoy, solo ha conseguido grandes desgarramientos sociales. ¿O es que este mundo social no sigue sufriendo, como avatar maldito, en variedad tipológica, crímenes de lesa humanidad? Ocurrencia tanto para las llamadas democracias de libre mercado como para las llamadas socialistas. En una y otra la miseria social sobrepasa en la práctica la teoría del bienestar, tan alardeada, y la explotación persiste como base para cada destino personal…
Es que, tal cual es percibido desde lo cotidiano, ambos extremos promueven su existencia a través del manejo del poder por la violencia… ¿Por qué, entonces, gritar por la defensa de la paz con cañones, bombas, y soldados especialistas en matar? LA CIENCIA OFICIAL, TAMBIÉN JUGANDO AL MEJOR POSTOR, DE LA MANO DE UNA TECNOLOGÍA, CASI CON EXCLUSIVIDAD, DEPENDIENTE DE GRANDES FINANZAS USURERAS, ES CLAVE EN MANTENER E INSUFLAR LAS CONTRADICCIONES, BLOQUEANDO A QUE LAS SOCIEDADES DESEABLES PUEDAN, ALGÚN DÍA, SER POSIBLES…