21 noviembre, 2024

Armamentismo: Una política de destrucción infame

“Las armas son instrumento de desgracia. No son instrumentos valiosos para el hombre”. Tao Te Ching

“No somos jueces. Somos testigos. Nuestra tarea es hacer que la humanidad dé testimonio de estos terribles crímenes… Bertrand Russell.

Los  hombres siempre han hablado de paz, pero jamás han dejado de hacer la guerra. Aunque desde muy antiguo la reflexión social  hizo comprender lo efímero de la existencia, casi un cerrar y abrir de ojos,  y en esta cortedad las cosas por hacer, tener, lucir no más que vanidad, los hombres han insistido en arrebatarse esas cosas. Desgracia, en que casi siempre, en ese forcejeo, han quedado disminuidos en sus suertes o han perdido la vida. “La guerra en realidad, dice Juan Bautista Alberdi, es el derecho del crimen, contrasentido espantoso y sacrílego, que es un sarcasmo contra la civilización”. Sin embargo, para algunos, y en especial para quienes  tienen los totalitarismos como el non plus ultra del paraíso político, el armamentismo, la guerra  es lo único  que  permite  al ser humano  tener su verdadero rostro  en su verdadera identidad de gigante… ¿No es que así lo divulgó, Rosemberg, como catecismo político hitleriano, en su defensa   del guerrerismo racista y Mussolini,  en  su promoción  fascista  de la toma del poder  totalitario?

Hoy el armamentismo, este instrumento de desgracia  en definición del Tao Te Ching,  significa, sin embargo, vistas las cosas desde la orilla opuesta, un instrumento de  enriquecimiento  para  comerciantes, empresas y estados, incluidos la cúpula  de sus funcionarios, civiles y militares. ¿Y cómo no  si  la corrupción  es el puente, casi institucionalizado, para lograrlo? Cuánto crimen, sin embargo, ha significado  la producción, negociación y uso de las armas… Porque  no existe otro nombre para  señalar  los  10 o 15  millones de  muertos, entre civiles y soldados,  en la primera guerra mundial y  60 a 65 millones en la  segunda, a escasos 25 años  entre ambas.  Confrontaciones que solo han dejado, en medio de  las usurpaciones  de territorios, destrucción de  naciones, estados, culturas.  A más de pesadumbres  y un  sufrimiento continuo de generaciones y generaciones de gentes… ¿Y el costo  monetario de tanta ignominia? Cerca de 200.000 millones de dólares en la primera y en la segunda  se traspasó el billón de dólares… Pero, como que si nada hubiera sucedido, la industria de las armas sigue en su apogeo…

Después de firmada la paz en 1945, las guerras de corto alcance no han cesado y las beligerancias  religiosas, políticas, económicas siguen  en pie…  Y claro la industria de las armas  también… Después del 2000, la información especializada  anota  que  el gasto  promedio  en armas, se ha mantenido  sin llegar a los 2 billones de dólares.   Esto hasta 2014,  con 2.74 billones de dólares.  Algo que a partir  de ese momento  la tendencia es en aumento.  De  los 3  con gran presupuesto militar, China, Rusia y USA, éste  genera  el 41%   del presupuesto  militar global. Rusia, ha logrado  un mercado con Latinoamérica que pasa los  2.000 millones de dólares… China, por supuesto, está a la espera de arrebatarle parte de este comercio  contra la pretensión imperial de su vecino.  

Lo paradójico  o aberrante  es que mientras  el gasto militar está por las nubes  los pueblos, de los países en que su demografía cada vez es mayor, tienen cada vez menos  para subsistir. Siguiendo  el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, por ejemplo, mientras  más de 1.000 millones  de personas “viven”  con  menos de un dólar diario, 2.800 millones  se las “arreglan”  con menos de 2 dólares… Cerca de 1.000 millones de adultos son analfabetos y cada día  mueren  30.000  menores de edad  por enfermedades que pueden ser evitadas, teniendo en cuenta  que más de 1.000 millones de gentes no “tienen acceso al agua potable”. En Latinoamérica y el Caribe, valga el ejemplo,  con una población de cerca de 650 millones de personas,   1 de cada 4 personas  son pobres y  la tendencia  a la indigencia  no ha disminuido, con  más de 70  millones  que  están obligados a  “vivir”  en esa extrema pobreza.

¿Por qué insistir, entonces, en las guerras  si está más que a la vista que  es posible erradicar la pobreza, con tanto dinero gastado en los instrumentos y máquinas  para  el crimen organizado,  desde las propias potencias mundiales? Pero, también, con tanto dinero gastado  en  investigaciones  de ciencia y tecnología  dedicadas  a  crear, descubrir y promover  nuevas  formas de destrucción masiva… Hay muchos científicos  que, en este contexto, tienen deuda pendiente con el mundo… Y muchos políticos  que deberían, en este contexto,   ser enjuiciados  por crímenes de lesa humanidad… Como que los organismos  internacionales de justicia  también tienen  deuda pendiente con el mundo…  ¿Cuántos  cientos de miles y miles de  refugiados o expulsados de sus patrias,  hoy  caminan por  los senderos de la desesperanza… apuntados  por  un  armamentismo  sin razones válidas  o  un militarismo a ultranza y patológico? Repetimos  con el  Tao Te Ching: LAS ARMAS NO SON INSTRUMENTOS VALIOSOS PARA EL HOMBRE…

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