De acuerdo a la visión que tiene el Presidente y sus ministros de economía, no hay una crisis en el país. En el conversatorio en el que participaron 3 economistas se mantuvo que existe una desaceleración que es muy diferente de una crisis, no obstante las medidas que se toman y el creciente desempleo, dicen lo contrario.
Todos los viernes viajo hacia la Península de Santa Elena, provincia que por tener un clima privilegiado y playas paradisíacas permiten salir del estrés que genera la gran ciudad con su barullo e inseguridad galopante.
La sensación de que la crisis va haciendo mella en el país se percibe con sólo transitar las calles de la ciudad económicamente más activa de Santa Elena, La Libertad. Los mercados de abastos y de mariscos antes con un movimiento muy dinámico, hoy se los nota con menos concurrencia. ¿Los motivos? Los precios de los diferentes artículos están por las nubes como consecuencia de los impuestos que ha puesto el gobierno y los mariscos y peces escasean por el comportamiento anormal del mar.
En el Centro Comercial Buenaventura Moreno, en Libertad, los locales están prácticamente vacíos. Al realizar una compra y cancelar el propietario no tenía cambio y me indicó que las ventas han bajado considerablemente, que en esa semana a duras penas había vendido 2 pares de zapatos lo que antes era un mínimo de 10. Indico: ¿Cómo pueden decir que no hay crisis, si todos los comerciantes la percibimos con la reducción de las ventas?
Para el pueblo, la palabra crisis en lo económico es la falta de billete, provenga de donde provenga. El estar sin trabajo o no conseguirlo, así como el haber sido despedido por reducción, es una crisis, falta el dinero. La desaceleración no es una palabra que esté dentro del léxico popular.
La situación económica es la principal preocupación de los ecuatorianos. En las calles, en el comercio, en el sector financiero, etc., se lo evidencia. Se hace necesario tomar medidas urgentes, las primeras deben ira a rescatar la confianza, la que se agrava con la incertidumbre de más impuestos y reformas de última hora que no contribuyen en nada al restablecimiento.
Estamos totalmente de acuerdo en que la palabra desaceleración no es parte del léxico popular. Si les preguntas al pueblo lo de la desaceleración te responderá: ¿Con qué se come eso? Ciertamente que suena a camuflaje o barnizado esa palabrita, considero que a las cosas hay que llamarlas por su nombre. Al pan, pan, al vino, vino como los chilenos. Parecía que había una renovación, levantamiento de las finanzas económicas con los impuestos, con el paquetazo económico pero al momento de la hora no contribuyó en lo absoluto al surgimiento de la estabilidad económica de mi amado país.