La convulsionada situación por la que está atravesando, hoy por hoy Venezuela, es sin duda alguna el mejor indicativo de que la caprichosa e inefable tendencia política de teorías que; un tanto rediseñados en su nombre y en sus propósitos, sus mentores al lograr que se parezca a la gran reivindicación popular, no son sino el oscuro manto que asfixia sin piedad alguna a todos aquellos que irónicamente el sistema dice privilegiar.
Aquí en nuestra América, la podredumbre de un poder nefasto empezó en Cuba, y su virulenta y simbiótica agenda se fue derramando literalmente a otros países hispanos.
Fidel Castro, quien se dio el lujo de burlarse; con o sin razón alguna de los gringos, rebasó todo límite de sagacidad en desmedro de un pueblo, continuamente muriéndose de hambre e indignamente obligado a mutar su vida a cambio de limosnearle al mundo turístico un trozo de pan; aún sus mujeres frecuentemente a costa de entregar su cuerpo, repito, hasta por un trozo de jabón de tocador.
El precio moral que Castro le ha venido facturando a su pueblo, cuya continuidad está ahora en manos de su hermano Raul, es definitivamente la más grande afrenta que pueda sufrir un pueblo ávido de libertad.
A pesar de mis años, no logro aún entender el inmenso espacio que los constantemente oprimidos les ceden a sus tiranos. Está totalmente claro que además del engaño y la sublimidad con la que convencen a las masas, estos caudillos se dan el tamaño lujo de alargar su permanencia en el poder. Por lo tanto, aquella afrentosa, falsa y radical revolución que inició Castro en la década de los 60, se diseminó abruptamente por el resto de América latina, contaminando a su paso a cada uno de estos pueblos.
Venezuela no ha sido la excepción, más bien ese hermano país empezó siendo el inicio de una cruel pandemia política. Chávez, con la fortuna generada por la explotación de petróleo, se encargó de negociar, sin límites con cuba, una ideología contaminante que ha degenerado a todo un noble pueblo, convirtiéndolo en país pobre, auto confrontador, repleto de miseria, carente de valores éticos, democráticos y políticos, de conducta caníbal, aterrizando además en circunstancias delictivas a causa del narcotráfico.
Y como si todo esto fuera poco, la continuidad política, corrupta y anti moral de Venezuela ahora en manos de un insolente y estulto presidente llamado Nicolás Maduro quien, conjuntamente con “el matón de barrio Diosdao Cabello”; ahora fuertemente acorralado por la comunidad internacional por ser el capo del cartel de las drogas llamado “de los soles”, le han dado a Venezuela la más cruel y mortal estocada, causándole una especie de muerte sistemática y constante, al extremo de que si no emprenden reacción oportuna, todo el pueblo venezolano presenciará que el derramamiento de su sangre será de incalculables consecuencias.
A veces en retroceso de pensamientos digo a nivel de reflexión que hace unas tres décadas, los pueblos sacaban presidentes simplemente “hasta por experimentar sonoros estornudos”, y no creo que haya disminuido el valor indomable de quienes son irónicamente e hipócritamente reconocidos como “los mandantes”, sino más bien que son salvajemente oprimidos.
Seguro estoy que no es la falta de valor la causal de estos problemas, pues el valor y la intrepidez de los sueños de libertad de los pueblos no ostentan decadencia de principios. Simplemente aquello se debe a cierto grado emocional y de inmadurez política del hombre; obviamente superables en el tiempo y en el espacio.
Lo que pasa es que la audacia de ciertos políticos, mediocres en su accionar, perversos y corruptos en la ejecución de sus políticas, vanidosos por el poder, y rabiosamente interesados en acaudalar ingentes fortunas a costa del sufrimiento de “sus mandantes”, no poseen la más mínima moral y sensibilidad política y humana para escribir aunque sea una pequeña historia justa en cada uno de sus países.
Nuestros abuelitos decían “No hay mal que dure 100 años…ni cuerpo que lo resista”. Claro que ese sabio pronunciamiento es un buen indicativo de que las cosas cambian; y no solamente por una simple cábula reinsertada en “la rueda de la fortuna”. ¡No señor!….Las cosas cambian cuando nosotros tomamos las respectivas y oportunas decisiones y nos convertimos en sus principales protagonistas.
Cada país tiene y escribe su propia historia….pero el objetivo de lograr nuestra libertad es y será siempre uno solo…únicamente cambian ciertas circunstancias. Argentina parece empezar a experimentar cambios en positivo….La gente buena de Venezuela espera dar un gigantesco paso el 6 de diciembre…..Ecuador continua también ávido de superar tan asfixiante situación, ¡OJALA Y DIOS QUIERA QUE ASI SEA!…Brasil, Bolivia, Uruguay, Nicaragua, etc, sueñan despiertos por lograr sus mejores objetivos……Los cubanos, rebeldes al opresor sistema cada vez son más, y parece que, ¡TODOS JUNTOS! y al unísono, pregonan aquella frase lapidaria de Benito Juárez que; por su contenido, se ha convertido en una de mis favoritas, misma que dice: “SI NO HAY JUSTICIA PARA EL PUEBLO….ENTONCES QUE NO HAYA PAZ PARA EL TIRANO”.