A muchos, en época de Navidad, nos cayeron como un balde de agua fría las poco tranquilizantes palabras: «tengan un poquito de paciencia», «con certeza hasta finales de enero del próximo año se cubrirán todos esos atrasos», refiriéndose al incumplimiento en el pago de haberes mensuales a servidores públicos.
Históricamente, la Navidad es un tiempo en que todos gastamos más, no solo por los regalos a nuestros hijos y detalles a seres queridos, sino porque además se reúnen las familias y con ello hay un presupuesto de gastos extra en comidas y viajes.
Por ello, el legislador ecuatoriano dispuso, décadas atrás, como derecho irrenunciable del trabajador bajo relación de dependencia, un bono anual llamado décima tercera remuneración, que corresponde a casi un sueldo adicional en diciembre.
Muchos servidores públicos y contratistas del Estado se encuentran literalmente en situación de desesperación tras el soberano anuncio de posponer hasta enero del próximo año el pago de los sueldos y obligaciones que el Estado les adeuda, es decir, condenados a pasar la Navidad sin dinero, misión imposible, por más buena voluntad y deseos que se tengan.
Las familias, acreedores, tarjetas de crédito, proveedores de servicios básicos, entre otros, van a necesitar la tan admirada ‘paciencia franciscana’ para esperar el pago de haberes y obligaciones hasta que el Estado pague y entonces se pueda celebrar en enero la Navidad. Este pedido de paciencia, pienso será cada vez mas reiterativo; no se avizora en el corto plazo una regularización y estabilización de las finanzas publicas. «¡Hasta cuándo padre Almeida!», será la respuesta generalizada ante estos pedidos rutinarios de paciencia, que en mi opinión no son más que una simple muletilla para sortear el mal rato al que no estaba acostumbrado un Gobierno que vivió con arcas fiscales llenas de ingresos petroleros y recursos de préstamos internacionales.
Para los que tengan más paciencia que yo y a mis amables lectores, les deseo una muy feliz Navidad en tiempos de calamidad.
Las dictaduras siempre se las arreglan para crear todo un nuevo bocabulario con el cual intentan vender la nueva realidad. «Paciencia» y,solo hay que vivir como deudor del estado,para saber la poca de que la maquinaria estatal hace gala y por cuyas respuestas impacientes muchos ecuatorianos sufren.Solo hay que preguntarle al tirano, por que paciencia?Desde el momento que el estado no cumple sus obligaciones con sus propios empleados y les impone la ley de la paciencia,es un estado moroso ,aunque no amoroso cuando es el ciudadano el que le debe a el. Pero ante los ojos del tirano «sus conciudadanos» pueden sermedidos con vara distinta de la que se usa,por ejemplo,con los acreedores internacionales,sean estos del envidiado imperio del aguila calva ,de la China o la conchinchina.Le pagara a sus ciudadanos acreedores algun tipo de compensacion?. Lo peor de esto, es que este no es un momento iliquido pasajero ,es en realidad el resultado de la politica official del estado y(el ya lo dijo)como el es el jefe de «todititito» el estado,tambien es el responsable de todo el desbarajuste que esta tocando ya la puerta. Saludos navidenos.