21 noviembre, 2024

Con el corazón en la boca

A vísperas del año entrante, me propuse un ejercicio mental-espiritual y luego interrogué a otros.

La pregunta era la siguiente: ¿Qué quieres aprender, desaprender o lograr durante el próximo año?

Dentro de las respuestas recolectadas, las mías y las demás, nació esta sentida lista, abierta para quienes deseen poner el corazón en la boca y compartir lo que acontece muy dentro:

-Aprender a descansar.

-Desistir de la búsqueda de la perfección.

-Dejar de esconderme.

-Aprenderme el mapa mundi.

-No quiero sufrir por el pasado y todo aquello que está fuera de mi control.

-Aprender a ser vulnerable.

-Desaprender a juzgar.

-Dejar de pensar tanto.

-Enamorarme profundamente, sin ataduras ni remordimientos.

-Lograr mi independencia económica.

-Quiero ser agradecida siempre.

-Recuperar mi salud física (dieta) y espiritual (paz).

-No quiero torturarme por mis errores.

-Dominar el piano y el portugués para poder aprender otros instrumentos e idiomas.

-Para el final del año quiero mirar atrás y estar satisfecha de mi trabajo como nueva mamá.

-Ponerme al servicio de otros.

-Compartir lo que siento sin disminuirme o avergonzarme.

-Estabilizarme emocional y económicamente.

-Intuir generosamente las necesidades de otros y las mías.

-Pasar más tiempo con mis amigos.

-No asumir.

-Vivir en el presente.

-Quiero que volvamos a empezar.

-Leer mejor y escribir más.

-Dejar de pretender que no me duele.

-Quiero sentirme bien de no estar bien.

-Aprender a quererme.

-Desaprender el miedo.

-Atreverme.

-Sanar.

-Aceptar.
A mis lectores amigos, ¡un feliz y bendecido año nuevo y que alcancen aquello que se propongan!

Artículos relacionados

Insensato, ¿para quién será?

“Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho y se preguntaba a sí mismo: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha”. Después pensó: Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, y date buena vida”. Pero Dios le dijo: “Insensato, esta misma noche vas a morir, ¿Y para quién será lo que has amontonado?”

Lucas 12, 13 – 21

Ayer no es hoy, tampoco es mañana, hoy es hoy.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×