Una vez que concluyeron las festividades de navidad y de fin de año, hay que volver a la realidad de nuestro país. Las fiestas sirvieron para disipar un tanto las preocupaciones por la situación económica y lo que será el futuro en el 2016, pero en esta primera semana de trabajo, debemos sentarnos y planificar para lo venidero que se pinta difícil.
El gobierno ya pego su primer golpe al sector privado con un incremento en las tarifas eléctricas para la industria y el comercio; dicen que lo que retiran es el subsidio y que no se afectará a la ciudadanía. Algunos empresarios no saben a qué subsidio se refieren. Como siempre tratan de vender su verdad, no tienen idea de cómo se maneja un negocio. ¿Y las hidroeléctricas que nadie sabe los millones que han costado no entran a generar el 2016?
El gobierno ha ofrecido desmontar las Salvaguardias, pero con seguridad tendrán aparejadas algunas otras restricciones como el timbre cambiario o cupos, no tan puntada sin hilo. Tanto Colombia como Perú, confiaron en la palabra del Ecuador para dar su apoyo para avanzar en el Acuerdo de Libre Comercio con el Parlamento Europeo, sería una vergüenza que traten de buscar argucias para tomarle el pelo a los hermanos países. Ya empezaron con el yo no dije, fuiste tú, etc.
El Presupuesto de Estado para el 2016 tiene un desfinanciamiento que se arrastra del año anterior, sin que se sepa como lograrán cubrirlo. El precio del petróleo continua su caída; el escenario que se observa con los problemas en Medio Oriente y los cambios climáticos como consecuencia del Niño, dejan entrever que no habrá una recuperación en el precio. Parece que lo que está pensando el gobierno es en volver a renegociar los contratos con las petroleras; hay que ver si no se les van; además eso no los sacará del hueco.
Las expectativas del sector privado siempre dependen de las acciones que tome el gobierno, que deberán ser rápidas para que el deterioro no sea mayor. La confianza, factor importante para que el aparato productivo se ponga en marcha desde el inicio de este año, no está dentro de los planes del Presidente, muy por el contrario, la última sabatina del 2 de enero, fue para arremeter contra todo lo que él considera oposición entre lo que incluye a los empresarios. Hay que volver a la realidad, no hay nada pueda infundir optimismo.
Los pies en la tierra, no hay propósito de enmienda pese a que tienen el ejemplo de Argentina y Venezuela. Mueren en su ley, aun a sabiendas que se llevan al país consigo. Quienes piensan que el régimen hará recortes en la burocracia y que el despilfarro se convertirá en austeridad, están en otro país y no en el de la revolución del sigloXXI.
Los ecuatorianos empiezan esta semana a vivir una nueva realidad. La crisis que se avecina hará que muchos añoren el 2015.