Miami, enero 14 de 2016
Durante el 2016, de acuerdo al calendario publicado por la OEA, se celebrarán tentativamente a lo largo del continente 11 elecciones en varios niveles de gobierno que incluyen Presidenciales, Legislativas y Municipales. En este calendario, la OEA incluye también un referendo en Bolivia y otro posible en Ecuador. El Consejo Nacional Electoral ecuatoriano, por su parte, no ha incluido dentro de sus procesos por realizar ninguna actividad electoral en el 2016. Lo que si podemos anticipar, es que las elecciones programadas para el 2017, mantendrán durante el año en curso ocupado al Consejo Electoral, sobre todo, buscando argumentos para incomodar a cualquier movimiento político que no sea el oficial e inventando explicaciones para excusar los excesos y arbitrariedades del oficialismo.
Con este antecedente, el año 2016, se convertirá para la región y para Ecuador en especialmente importante, no solamente para que los procesos electorales en nuestro continente ratifiquen la vocación democrática de sus pueblos, sino también para que se vayan afianzando las consecuencias políticas que acarrean el manejo económico, la percepción de corrupción, los temas de seguridad o los desaciertos en decisiones políticas de los gobiernos que se juegan su continuidad en el poder.
A finales del 2015, las experiencias electorales en Argentina y Venezuela marcaron ya una clara tendencia que refleja el descontento del electorado con los gobiernos del grupo del Socialismo del Siglo XXI. A pesar de esta realidad, se puede argumentar que el caso de Venezuela y de Argentina tienen sus marcadas diferencias, el común denominador, sin embargo, se da fuera del área económica; donde la prepotencia política, la irreverencia contra los principios fundamentales de la democracia, el irrespeto a la prensa y al derecho a disentir, han hermanado a los gobiernos de países bajo la influencia dogmática del chavismo…grupo en el que indiscutiblemente la Revolución Ciudadana ecuatoriana ejerce un papel estelar.
La victoria arrolladora de la oposición venezolana, que logró en las elecciones de diciembre la mayoría absoluta en la Asamblea, ha generado que el ambiente opositor ecuatoriano haya sido embebido por una ola que ha generado la idea de que las elecciones en Ecuador tendrán obligatoriamente un antecedente marcado por las experiencias de los otros gobiernos socialistas, y a pesar de que en la actualidad el país tiene un electorado abiertamente molesto con el rumbo tomado por el ejecutivo y su movimiento político, el escenario electoral que se presenta no es claro, ni predecible.
Lamentablemente, un importante grupo del electorado aún se encuentra profundamente confundido, no solo por la creciente oferta de candidatos presidenciales, sino que además no logran entender cual es el verdadero mensaje y propuesta de la oposición…mientras tanto, la estratégicamente programada inauguración semanal de obras de cemento, sigue pavimentando gratuitamente en las sabatinas y en las cadenas de radio y televisión la ruta propagandística pre-electoral de Alianza País y mantiene obnubilado el razonamiento democrático de un importante grupo de ecuatorianos, que se niegan a sopesar los errores cometidos en los campos de la política exterior, los excesos marcados por la prepotencia y autoritarismo del ejecutivo, la toma absoluta de todos los poderes del estado, la traición ejercida a los mandantes por los Asambleístas de Alianza País con la aprobación de reformas constitucionales inconsultas y la aprobación de un sin número de leyes y cambios que generan inestabilidad e injusticias, el errático y abusivo apaleamiento a los derechos de libertad de expresión y de protesta, la utilización de la Corte Constitucional para imponer sus criterios, la manipulación y utilización de las Cortes para socavar los derechos de los ciudadanos e imposibilitar el ejercicio de acciones contra el gobierno que se ha convertido en dueño absoluto del estado ecuatoriano. Esto sin considerar las todavía impredecibles pero críticas consecuencias que el manejo económico está imponiendo e impondrá sobre la economía de las clases medias y baja del país durante el año en curso.
Las elecciones programadas para el 2017, no han motivado la urgencia con que la oposición ecuatoriana necesita demostrar unidad, especialmente para asegurar a los votantes su intención de recuperar la independencia de poderes y fortalecer las institucionalización democrática y el respeto al estado de derecho. Tanto la Revolución Ciudadana, como la oposición política, se enfrentan cada uno por su cuenta, al peor escenario.
Los primeros serán víctimas en el 2016 de la tormenta perfecta, que se materializará política, social y económicamente en los errores de un modelo totalmente consumido por la realidad internacional y nacional, en el rechazo a la prepotencia presidencial, en el continuo fortalecimiento del dólar, en el debilitamiento de la competitividad ecuatoriana, en la inestabilidad de los precios del petróleo siempre tendiendo a la baja, en el creciente malestar y descontento de los sectores productivos y en los excesos cometidos en la lucha contra los detractores del gobierno y contra la prensa.
La oposición por otro lado, que incluye a todo movimiento que no es parte de la Revolución Ciudadana, también tendrá que desenvolverse ante su peor escenario, un contexto generado por la falta de entendimiento de una serie de movimientos políticos que anteponen su interés grupal al fortalecimiento y unión de causas comunes en la diversidad del espectro político actual. Es decir, siguen a flor de piel abrumando las diferencias, y corroborando que lo dogmático de sus estructuras desequilibra a favor de lo absurdo, lo práctico y necesario.
Lo cierto es, que el mejor manejo del peor escenario, será la fórmula que tenga las mayores probabilidades de ganar las elecciones del Ecuador del 2017…o de lo que nos quede de nuestro país.
En un país de ambiciones y AMBICIOSOS, y divisiones entre politiqueros sobre todo de la oposición, es más o menos como tuerto en tierra de ciegos, es el Rey. Tal como lo veo, no habrá nunca en esta materia, UNION. Parece mentira pero el que lo logró y desbarató a los ambiciosos politiqueros de la partidocracia, así llamada por el de turno, sigue en el poder y creo que es bien jodido que lo tumben, si de eso se trata. A no ser que me tapen la boca y hagan lo contrario a lo expuesto, y aún así, la pelea es dura.