21 noviembre, 2024

La tan ansiada paz

Siempre pensé que las personas queríamos ser felices, inmensamente felices. A veces pensé que queríamos gozar, o disfrutar, o comer delicioso, viajar y cumplir sueños, o bailar y reír. Mmmm sí, queremos eso, pero antes que todo eso, queremos paz; queremos tener una vida sin problemas , ni sobresaltos, sin sufrimientos , ni pérdidas. A medida que maduramos ya no queremos cosas, ni lujos, ni reconocimiento, sino solo paz, armonía con nuestro entorno. 

Valoramos los buenos momentos, las buenas relaciones, los detalles pequeñitos, y empezamos a elegir las batallas. Preferimos ceder en lugar de pelear, no esperamos tener siempre la razón, concentramos nuestros esfuerzos en la búsqueda del bienestar personal y de los que nos rodean. 

Sin embargo esto del bienestar personal hace sonar una alarma cuando veo el video con las intenciones del Papa Francisco para este mes de Enero en el año de la misericordia: rezar por la justicia y la paz. Y me pregunto como es esto de la justicia y la paz? Estoy solamente rezando por MI JUSTICIA Y MI PAZ, o estoy rezando por la justicia y la paz de mis hermanos. Mis hermanos son todos los que, como yo, fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y por lo tanto merecemos ser felices y vivir en paz. Los que mueren de hambre, los que sufren extrema pobreza también están incluidos. 

 

Dijo San Agustín que la paz es la tranquilidad en el orden. Es decir que donde hay orden hay paz. Si todo en mi vida está en su justo lugar y momento puedo sentir paz, aun cuando el sufrimiento toca mi puerta soy capaz de sentir paz si tengo esperanza , si tengo fe. Pero si esto lo traslado a toda la sociedad, a toda la humanidad. 

 

¿Cómo puedo hablar de justicia y paz si el uno por ciento de los habitantes del planeta controlan la mayoría de la riqueza, si muchos países enfrentan guerras asesinas y huyen de la violencia, si en muchos lugares adultos abusan física y sexualmente de niños y mujeres, si algunos en mi planeta piensan que la guerra es un buen negocio, o que la venta de medicamentos es mas importante que la prevención de enfermedades? Fácil, yo no soy parte de ese uno por ciento, yo ni siquiera conozco a ese 99 por ciento que sufre, así es que no tiene que ver conmigo. Ahora, si puedo seguir planificando mi jubilación en hamaca con lindas florcitas, jugo de naranja y buenas novelas para leer…… stop…. Eso no es posible, no puedo salirme de este planeta que estamos sobreexplotando, no puedo dejar de mirar los rostros tristes y la grave brecha social que sale a mi encuentro en cada esquina, debo suponer que la destrucción me alcanzara eventualmente. No puedo continuar viviendo sin misión, sin regalar y regalarme al que más me necesita.  No puedo hablar de amor si solo amo a quien se me hace fácil amar, si solo abrazo a los que huelen bien, comen tres veces al día y se duchan todos los días. Me veo obligada a reconocer que esos, los olvidados, los más pobres NO TIENEN VOZ, o porque no saben cómo hacerlo o porque los grandes medios no los escuchan. Solamente los usan para ganar rating, mostrando sus miserias en el noticiero estelar.  Pero yo sí tengo voz, yo tengo privilegios que me permiten hablar por ellos, reclamar por ellos, gritar que sus mujeres sufren, que los niños están expuestos a graves peligros, que ellos no tienen oportunidades, que el sistema imperante debe cambiar. Cada vez que cambiamos de compu porque la queremos celeste en lugar de blanca, de celular porque queremos más pixeles en la cámara, de refri porque ahora queremos todo plateado. Cada vez que pensamos en el mejor candidato para darle nuestro voto, o que elegimos un programa de tv sobre otro, o que escribimos un artículo en un medio de comunicación, o que damos una clase en la u o en un colegio, cada vez que le hablamos a un niño ayudándolo a construir su mundo; siempre estamos dando o quitando voz a los que nada tienen. 

Basta ya de indiferencia, dejemos de colaborar con este sistema, competitivo, hedonista, productivista, consumista que solo se mira el ombligo y empecemos a mirar a nuestro alrededor y dar voz a los sin voz con cada uno de nuestros actos. 

Sino, para que sirve la vida , si no es para servir. 

 

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La perfección no está en el objeto que se mira, sino en los ojos que la observan. Los defectos oculares, que nos son bien conocidos, pueden ser corregidos con diversos tipos de lentes, pero esto sirve para la visión de lo físico, de lo tangible. ¿Y lo espiritual? Ese mundo inmenso, maravilloso, en el que somos lo que realmente somos, desprendidos de los apegos, de los egoísmos, de los dolores, de los resentimientos, donde el alma se ensalma con los lazos del amor verdadero, del amor puro, ese amor que miramos a través de un cristal empañado por nuestros caprichos, nuestros negativismos, nuestras pasiones, nuestras aberraciones, que distorsionan la belleza espiritual y nos hace ver como no perfecto lo que vemos, que agranda las imperfecciones como una lupa gigante que distorsiona la visión de lo bello que está junto a nosotros.

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