21 noviembre, 2024

Yo tengo la razón

Hace algún tiempo leí unas declaraciones de un ex importante funcionario del Gobierno de Alemania del Este. Hablaba que ella había sido el paraíso, alcanzado después de tantos esfuerzos y de tanta oposición de los intereses capitalistas.  Cuando le preguntaron que pensaba la mayoría de los alemanes del este de ese paraíso como que no entendió la pregunta. ¿Qué tenía que ver lo que piensa la mayoría con el paraíso? La mayoría es ignorante y ambiciosa, llena de malas intenciones y de deseos de hacer daño al prójimo. La mayoría no cuenta, lo que cuenta son las ideas, el haber estructurado la sociedad de acuerdo a las ideas. Ideas de unos pocos, es cierto, pero esos pocos son portadores de la verdad, el resto no cuenta.

En nuestras cortes de justicia mandamos a prisión a asesinos y ladrones, pero no mandamos a los que piensan así. Más bien los escuchamos, ponderamos sus  libros y sus charlas, y los promovemos como profesores universitarios. Tomando en cuenta el daño que hacen tal vez deberíamos ponerlos en la cárcel, o construir para ellos el paraíso en una isla hoy deshabitada de Galápagos.

Siempre los ha habido, a veces disfrazados de intelectuales, a veces de líderes políticos, a veces de líderes religiosos: “la verdad es mía y para imponerla tengo que hacer todo lo que haya que hacer”. Son justamente lo opuesto al empresario, por eso lo odian tanto. El empresario busca negociar su posición para el mayor beneficio mutuo y si no lo hace bien quiebra. Esos disfrazados no, siguen repitiendo sus teorías y como hablan bonito, y muchos se aprovechan de lo que hacen y dicen, los siguen, mientras les convenga.

En un vecino país la votación fue claramente en contra de las autoridades. ¿Qué dicen esas autoridades?, ¿qué van a aceptar el veredicto del pueblo? Ciertamente que no, van a a atacarlo porque al fin y al cabo solamente ellas tienen la razón.  Levantan la bandera de la  llamada revolución, bordada de sus intereses personales y de grupo, y con ella quieren aplastar a la mayoría. Aquí en el Ecuador tuvimos un buen ejemplo con el que dijo. “no perdamos con papeletas lo que ganamos con bayonetas”, o con otro anterior que escondía los intereses de su clase bajo ropajes píos.

El Ecuador está frente a un duro año por delante en que los espejismos de los años pasados van a empezar a desvanecerse. No podemos seguir ciegos a la realidad. Tenemos que involucrarnos o nos arropará esa bandera revolucionaria. Involucrarnos quiere decir entender las necesidades y urgencias y sueños de los que hacen la mayoría del Ecuador., no necesariamente de los que leen este artículo. Si nos involucramos el engaño seguirá  imperando.

¿Qué es lo que vamos a hacer? ¿A seguir solamente preocupados de lo nuestro creyendo que podemos aislarlo del todo? Preguntémonos, ¿qué puedo hacer yo?

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