En la Escuela de Derecho de la Universidad Católica de Guayaquil, donde dicto la materia de Derecho Internacional Público explicaba a los alumnos sobre la extradición de ciudadanos ecuatorianos sindicados en otros países por delitos relacionados con el narcotráfico.
Planteado el tema, expuse que si bien es cierto que la Constitución de la república consagrada como norma general, y dentro del ámbito de las garantías constitucionales, la no extradición de los nacionales no era menos verdad que se presentaban casos en los cuales era imposible la conveniencia o no, de la tal norma. Debemos preguntarnos entonces qué fines tiene y qué principios sustenta la disposición constitucional.
El principio que defiende la no extradición de los ecuatorianos con relación a los delitos del narcotráfico, es en cierta medida controvertida. No se basa en la realización de la justicia, sino en una declaración de la competencia del Estado ecuatoriano para distribuir justicia dentro de su jurisdicción territorial con respeto a los nacionales. Es una declaración por la cual el Estado ecuatoriano niega a otro Estado el derecho de requerir al narcotraficante para resarcir el daño cometido. En consecuencia, no se trata de una situación común de extradición, sino un caso especialísimo.
Sostuve también que si el estado debe defender y proteger a sus ciudadanos, y por lo tanto no entregarlos, también era necesario señalar el lugar de donde se realiza el delito.
El derecho no es una ciencia estática, más bien es eminentemente social y por lo tanto evoluciona y cambia con y para la sociedad. Por lo tanto, si hoy en día nos vemos abrumados por delitos como el narcotráfico que traspasa los límites, que no reconoce fronteras, ni condiciones, lo mismo que debemos hacer es encontrar soluciones prácticas y eficaces para combatirlo. Toda vez que el daño se realiza dentro y fuera del territorio nacional, a tal punto que en países como Colombia con Pablo Escobar o México con el “Chapo” Guzmán los efectos han sido igualmente nefastos.
No es un delito que se queda en el lugar donde se comete, pues es un delito que abarca varias etapas; la droga se siembra y cosecha en un sitio, y se la elabora, transporta y expande paras el consumo en otros lugares.
Tanto el daño es interno como externo que los medios de comunicación han informado con sombro que los estudiantes de los 4º, 5º y 6º cursos de Colegio han consumido drogas. Estas cifras son demasiado elevadas para nuestro país, que no ha tenido un historial de consumo tan alto. Otro argumento importante que vale resalta es que tal vez hemos necesitado tener estos resultados para darnos cuenta que un narcotraficante no es solo un delincuente nacional, sino internacional, y por lo tanto la comunidad internacional debe de enfrentarlo. Asimismo, se han realizado convenciones internacionales, en las que se demuestra claramente la preocupación mundial que existe por juzgar a los narcotraficantes ya que este es un delito que traspasa las fronteras y que utiliza métodos que corrompen la justicia. Por lo tanto, es importante señalar como ejemplo de la tendencia de juzgar a distinta clase de infractores en lugares distintos donde se iniciaron los actos delictivos.