21 noviembre, 2024

Las futuras elecciones

Para algunos políticos la patria es solo un enunciado que se utiliza para tener el poder.

Me indigna observar cómo se pretenden rifar a la nación.

Es como si fuera el trofeo de una feria.

Veo con rabia como muchos dirigentes se descuartizan por gobernarla y con la falsa premisa de  autonombrarse voceros del pueblo, ocultan a sus maquinarias electorales cuyo propósito es lograr el poder de la manera que sea.

En el escenario actual, por un lado se encuentra el insaciable apetito de quienes hoy transitoriamente ostentan el poder.

Cuál gárgolas carroñeras del insepulto cadáver de la patria, creen ser los únicos capacitados  para tenerlo.

Tratan de convencernos de que el país ha cambiado para bien.

Nunca nos han dado una explicación justificable de la caótica situación económica que vivimos como resultado de su gestión frente al manejo de las finanzas públicas.

Suena ridículo que todavía le sigan echando la culpa a quienes nos gobernaron en el pasado, de todo lo malo que nos sucede el día de hoy.

Los depredadores insaciables de la burocracia quieren seguir usufructuando de la impunidad que les otorga el poder para seguir medrando de la república.

Por otro lado aparecen algunos de los mismos de siempre con las mismas promesas de siempre.

Vemos a figuras irreconciliables que se agrupan para hacer cálculos políticos sin pensar en el interés nacional.

Como astutos dueños de sus empresas electorales, se juntan y rejuntan pero sin estar juntos ni rejuntos.

Todo es un juego parecido a las carreras del hipódromo, donde las apuestas son hechas por los inversionistas que arriesgan su dinero al apostar por todos los caballos.

No les importa quién gane; ganarán con el ganador.

En la patria se juega una carrera de incalculables intereses económicos que son patrocinados por los dueños de los grandes capitales.

Es una salvaje competencia que debe ser ganada con una elección.

Lo malo es que quienes no participamos de este juego; somos los que pagamos las consecuencias de esta desenfrenada carrera de cuadrúpedos.

A nombre de la patria se calculan los intereses personales y las probabilidades del negocio.

La publicidad y la mercadotecnia que usan los asesores políticos es lo que cuenta.

Se tiene que vender al candidato de la manera que sea para ganar.

Lo que la patria necesita resulta secundario.

Se trata de usar la tecnología para destrozar al oponente y obtener el poder.

La coyuntura que por ahora conviene a todos es la unión para luchar contra quien tenga el poder.

Así mismo quién lo tenga deberá hacer lo que sea, para impedir que le quiten lo que le costó  conseguir.

No importan los intereses patrios; importan las conveniencias.

Los hombres se mueven más por sus intereses que por sus ideales.

No se trata de las necesidades del país.

Se trata de cómo llegar al poder.

Nadie quiere servir desinteresadamente a la patria.

El bienestar de los pobres no es un negocio rentable.

Veo las caras de algunos de los que se reúnen.

No representan a nadie; no tienen los votos de nadie.

Son oportunistas arrimados a quienes lideran los grupos.

Tantos los unos cómo los otros son los mismos de siempre.

Son hartamente conocidos por vivir de la política.

Han hecho de sus cargos una forma de vida de la cual subsisten cómodamente.

El país no aguanta más a los mismos.

En un acto de honestidad pública, el alcalde de la ciudad ha dicho que no será candidato. En una entrevista en TV dijo que habrá que buscar a alguien que unifique a la nación.

La república necesita un independiente que no quiera enriquecerse con el poder.

Alguien lo suficientemente honesto para no dejarse amarrar por los inversionistas electorales.

Necesitamos una persona honesta y con sentido común.

Alguien cuyo compromiso sea consigo mismo y con la patria.

Un apolítico que nos de la transparencia necesaria para asegurarnos que ya no habrá más de lo mismo, sino algo nuevo, honesto y diferente.

Si para solucionar un problema repites y repites la misma estrategia que no soluciona el problema; no solucionarás jamás el problema.

Para solucionarlo debes intentarlo con una nueva estrategia que no se te haya ocurrido.

Para salvar a la patria necesitamos a alguien diferente.

Un ciudadano que no sea político es quién debe hacer la diferencia.

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