De necios es insistir que el país no está en crisis. Se la siente cada día con fuerza. Algunos ejemplos son muy fáciles de corroborar.
En Centros Comerciales el parqueo se ha facilitado, hay menos vehículos. En su interior basta conversar con un dependiente para saber que la venta se ha reducido en un 50%. La gente se pasa en el vitrineo o disfrutan del aire por el calor.
Supermercados tienen en sus perchas menor cantidad de productos, han reducido sus inventarios. Los combos se multiplican, pero el problema es la falta de billete. Se regresa al mercado.
En la Península la situación es aún más dura. Su mayor movimiento es el turismo. El comercio ha disminuido y el desempleo es marcado. La construcción de edificios o villas vacacionales paralizada. Trabajadores viven de los cachuelos. Se esperaba mejoras en Carnaval y por meses de vacaciones.
Los municipios y juntas parroquiales peninsulares al igual que en otras provincias continúan sin recibir las asignaciones. Burócratas viven del fio y preguntan cómo obtener la tarjeta de crédito del Presidente. La pobreza se está transformando en miseria.
La sabatina que se dio desde La Libertad hace dos semanas tuvo poca acogida, sólo aquellos que les toman lista que pertenecían a las instituciones públicas. La calle principal tuvo un despliegue pocas veces visto; CTE, FFAA, Policía, etc., por doquier. Vehículos gubernamentales copaban las calles; muchas personas quedaron impresionadas con el movimiento y el cierre de las vais.
“No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. Hablar de crisis es promoverla, pero callarse es un conformismo” Einstein
La crisis ya esta entre nosotros. Lo grave es que no se toman los correctivos correctos, se debe disminuir la burocracia politica para evitar que los impuestosse gasten en salarios de gente innecesaria. Que triste la suerte del pais por la ambicion de la elite politica.