Vivimos tiempos difíciles, en lo económico, político, ambiental y más.
Son tiempos de guerras, dictaduras disfrazadas de democracias y absurdos actos de violencia en todo el mundo, especialmente relacionados con la mujer.
Sin su existencia no habría vida en el planeta, por eso la Historia Sagrada nos dice que Dios se compadeció y entendió la situación de Adán y le creó a Eva.
Pero desde el Adán original hasta nuestros días con los miles de millones de Adanes, en todos los continentes y en todas las civilizaciones, solo podemos observar violencia agresión, irrespeto y maltrato a la mujer.
Con sorpresa y asombro observé en la televisión, en el programa de la premiación de los Oscar 2016, al Vicepresidente de Estados Unidos J. Biden, solicitando a Hollywood y a todas sus organizaciones para que se sumen a colaborar y combatir, apoyando a una ONG, la increíble violencia sexual contra la mujer, especialmente en las universidades donde se forman las generaciones del presente y futuro del país.
Yo pregunto, ¿en qué nos diferenciamos en esta actitud y violencia contra la mujer de los musulmanes y otras culturas y religiones en todos los continentes?
Únicamente en los métodos, pero estamos al mismo nivel de bajeza, maltrato y crimen. Cada día las noticias nos traen las tragedias de tantas mujeres que son materia de los traficantes de sexo y la droga.
Somos igualmente bárbaros, crueles y esclavizamos sutilmente cuando aplicamos la violencia psicológica, cuando la mujer debe pagar con su cuerpo un ascenso laboral o la obtención de un trabajo, entre otros actos.
El planeta y la civilización mundial están en riesgo y no me cansaré de expresarlo y reiterarlo en cada posible ocasión. Si no respetamos e igualamos los derechos y respeto por las mujeres, estamos atentando contra la vida y el planeta, y atacando al corazón de la civilización del amor, el respeto y el futuro.
Quienes más sufren en las guerras las catástrofes naturales, las crisis y más son las mujeres, porque ellas entregan sus vidas por sus hijos, su alimentación, sus cuidados y todo lo que representa la familia. Estamos matando la madre tierra y a la madre vida, a la mujer.
Creo que hemos retrocedido en muchos aspectos en el respeto y consideración a la mujer y que muchas acciones positivas algunas veces utilizan más caras de hipocresía para lograr otros objetivos.
Sin igualdad de derechos, respeto y consideración a la mujer no avanzamos ni mejoraremos la actual situación del planeta.
Antes de maltratar alguna mujer pido a los millones de Adanes del mundo que consideren que en estos actos directamente maltratan a sus madres, a sus hijas y a todas las mujeres, pues ellas son las madres, vida del planeta, del amor, de la ternura, el sacrificio y la entrega.
Si Dios nos la puso en nuestra vida, es porque sin ellas no tenemos vida.