Es complicado iniciar un texto, cuando se quiere buscar un tema relevante y plausible, sin embargo, todo lo que se me viene a la cabeza son acciones sin sentido, que nos quieren llevar, a mi modesto entender, a un caos social.
Ecuador, aunque el señor presidente dijo hace poco que estábamos preparados para aguantar una caída del petróleo hasta los 20 dólares, no supo responder cuando lo que creía casi imposible, se materializó, y se comenzó de tumbo en tumbo apretando la economía y desbalanceándola como siempre en contra del lado más débil, que somos la mayoría.
El país no tiene la culpa, debo aclarar eso, pero si debo responsabilizar a sus malos administradores y si haríamos un símil entre Ecuador y una empresa, creo que sus accionistas, en este caso nosotros, el pueblo, hace rato hubiéramos tomado la decisión de descabezar al directorio y nombrar a otros que saquen a flote el barco y retomen el buen rumbo hacia el progreso y bienestar.
Considero que el socialismo del siglo XXI ha fracasado en nuestro país, como ya fracasó en otros, seguir remando sobre aguas que probadamente no nos llevan a ningún lado, es una suerte de sadomasoquismo que en definitiva quienes terminarán pagando los platos rotos seremos los ecuatorianos de a pie.
Ya se deben dejar las mezquindades y soberbias atrás y aceptar que un modelo que inicialmente se lo pintó como el ungido, no dio ni dará resultado, es más valiente aceptar un fracaso y disculparse como caballeros, que por vanidad obligarnos a seguir transitando una carretera que nos está llevando al desastre económico y social.
Ya debemos nosotros, los accionistas de esta gran empresa llamada Ecuador, exigir con voz altiva a estos irresponsables administradores, que nos muestren las cuentas y que nos expliquen, que es de todo el dinero cuando nuestros bienes y servicios se vendieron a muy buen precio y tuvimos toda la oportunidad de abrir nuevas rutas de comercio y expansión, sin embargo, mi empresa, negoció y se asoció con los más caros y ahora estamos prendados a chulqueros por mucho tiempo y seguimos en camino a una quiebra inevitable.
Que nos toca hacer, nosotros los accionistas, seguirnos preparando, y pedirle a administradores y gerentes talentosos, de los cuales si hay en empresas más pequeñas, pero no por eso menos importantes, y que también son accionistas de nuestra empresa llamada Ecuador, que asuman la responsabilidad de salvar el barco porque los capitanes que tenemos en la actualidad, ya sobradamente han demostrado su incapacidad para operar la nave.
Las elecciones para el nuevo directorio, están solo a vuelta del timón y espero equivocarme, pero las medidas que está tomando el capitán, para mí, son adrede, las necesarias para que se consume un motín, así que no debemos caer en la tentación y que los culpables de este naufragio, sean quienes nos encaminaron por este mal sendero, tengamos un poco más de paciencia y confiemos en Dios, que con el apoyo de la mayoría de asociados nuestro nuevo gerente, tome las mediad necesarias para reflotar a Ecuador, reconstruirlo, repotenciarlo y reorientar su nuevo rumbo, por el camino que una nave cañonera más pequeña llamada Guayaquil Independiente tomó ruta y de ahí nadie la desvía. Guayaquil y Ecuador Nos estamos preparando para el cambio.