Reflexiones sobre las reflexiones de Fidel

El líder de la revolución cubana se ha pronunciado sobre la primera visita oficial de un presidente estadounidense a la bloqueada Cuba castrista con la publicación de un artículo titulado “El hermano Obana”. Un escrito lleno de referencias históricas que desnudan su escasa perspectiva del futuro, anclando su visión y análisis en glorias inexistentes, acusaciones contra el imperio e ignorando sus propios muertos y pecados capitales.

Fídel, ni al final de sus días, logra mudar su gruesa piel de dinosaurio político. Arraiga su discurso a un pasado que solamente acusa y culpa a terceros de males que su ideología política y el mismo han impuesto a un pueblo ávido de libertades y justicia. Es verdad que el imperio no estuvo dispuesto a regalarle nada a su estirpe, y esa posición errónea de la política exterior estadounidense solo logró enquistar más al linaje de los Castros y servir de caldo de cultivo para otros microbios políticos que han pululado en la región, causando efectos regresivos en la institucionalización democrática de varios países de América Latina.

La prepotencia de Castro, característica especial de dictadores socialistas de nuestra región, como lo fuera de Chávez en su momento y que la vemos ahora a flor de piel en Correa, Maduro, Morales u Ortega, se manifiesta ya en las primeras líneas de su reflexión sobre la visita de Obama. “No necesitamos que el imperio nos regale nada”, es la reflexión que da inicio a su visión histórica de la visita de un Obama líder, de un Obama que representa a verdaderos progresistas, un Obama estadista, un Obama político y tolerante, un Obama a la altura de las exigencias de comienzos de siglo y del inicio de una historia nueva.

El Imperio, ignora Fidel, no regala nada a nadie. Menos aún a los Castro. Más de 50 años de historia de bloqueo están ahí para confirmar que el sistema político estadounidense no está dispuesto a regalar nada a esa dictadura político familiar.  Obama lo manifestó claramente en sus palabras, “Vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en las Américas. Vine aquí extendiendo la mano de amistad al pueblo cubano… Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro, mirémoslo juntos, un futuro de esperanza. Y no va a ser fácil, va a haber retos, y a esos vamos a darle tiempo; pero mi estadía aquí me da más esperanzas de lo que podemos hacer juntos como amigos, como familia, como vecinos, juntos”.

Juntos, no va a ser fácil, van a haber retos, son las expresiones claves de la propuesta de Obama, de su invitación a ver un futuro de una América mas lógica, más libre, más democrática,  que ni Castro, ni sus coidearios regionales están dispuestos a aceptar. Se les extinguirían los argumentos para su discursos obtusos, populistas, falsos,  que los Castro y los socialistas del Siglo XXI necesitan para sobrevivir.

Obama ha dado una lección de estadista, asumiendo riesgos políticos inimaginables dentro de su propio país, dando una lección al mundo…especialmente a los dinosaurios políticos de nuestra región que pronto terminarán por extinguirse.