Los cristianos celebraron la resurrección de Jesucristo luego de que el viernes santo se recordara su crucifixión. Es la fiesta central del cristianismo conocida como la Pascua, que marca el final de la Semana Santa.
La palabra pascua proviene básicamente del latín y del griego “pasjua”, que tiene como significado “paso o salto”. En ciertos lugares del mundo el signo de la pascua es el conejo, igual que la costumbre de regalar huevos representa el inicio de la vida; en la actualidad se dejan huevos de chocolate o de dulces a los niños que los buscan en sitios donde se los oculta.
La pascua tuvo para los ecuatorianos un sabor amargo como resultado de la crisis económica que se está viviendo. El anuncio de nuevos impuestos por parte del gobierno con el pretexto de remediar el hueco fiscal, golpeara fuertemente los bolsillos del pueblo y complicara más aun su ya escuálida economía.
La fanesca, plato típico en los días de cuaresma, no pudo ser degustado por muchos hogares debido al costo que representa su preparación o el adquirirla preparada. La única fanesca es la que produce la cantidad de impuestos con que se carga al ecuatoriano. Somos un país caro con relación no solo a nuestros vecinos sino a otros dolarizados.
En una entrega anterior indicaba que la desesperación del chiro es peligrosa ya que no escatima ni mide las consecuencias con tal de buscar los recursos que le son necesarios para continuar con su farra o su vicio. El gobierno está falto de recursos hasta para cubrir los sueldos de la gran burocracia, peor aún el cumplir con la salud y veremos si también con la educación al inicio del año lectivo en la costa.
Los huevos de pascua siguen siendo buscados con desesperación por los encargados de manejar las finanzas del país, para lo cual se recurre a todas las estrategias posibles. El conejo de los huevos de oro seguirá siendo chino o bancos extranjeros con intereses agiotistas. Internamente el IESS es otro proveedor de recursos, pero está a punto de dejar de ser conejo y parecer cuy.
La incertidumbre y la falta de confianza que el gobierno trasmite día a día, tiene al país sumido en el caos, sin que los sectores productivos tengan el ambiente adecuado para desarrollar su actividad, peor pensar en nuevas inversiones.
La Reforma Laboral que aprobó la Asamblea luego de haberla manoseado y ajustado a la doctrina comunistoide de los asambleístas verdes Flex, será letra muerta, inaplicable por la cantidad de disposiciones a que debe someterse el sector privado; el Presidente no considero necesario el veto.