El loco me canta y me grita desde las esquinas pardas y azuladas del escaparate. Es esquivo: aparece y desaparece. Lo veo apenas con el reojo del ojo cuadrado. Escucho sus risas atormentadas por ver a tantos cuerdos tratar de cruzar la lluvia sin pretender mojarse. El Loco me asusta y yo trato de no verlo. El loco desgarrado de sus trajes me dice:» deja tú método y mírame sin parpadear».
Quiero declararme loco y ver al loco. Me habla que en su mundo nunca hay sol ni luna ni flores ni vegetales. «No hay realidad», me indica. «Sólo locura, demencias»…Dejo escapar al loco, sigo persiguiendo el conocimiento y el loco me murmura al oído izquierdo: «morirás lleno de sombras en el intento». No lo escucho y me refugio en nuevas enciclopedias.
El loco ha saltado la cerca y ha soltado su locura. ¿Qué ha traído escondida en la bolsa? Su risa estropeada, burlona como como lluvia de cuarzos que al reventarse contra las paredes se convierten en mosquitos salvadores que apagan los incendios que han iniciado las arañas triangulares que han venido desde Júpiter. Se trepa sobre un semáforo en verde y empieza a rebelar los secretos de la fortuna de no esperar nada. Nadie lo escucha, nadie lo ve. Dice: “No esperó nada, no quiero nada por lo que no tenga que pagar, la vida que vivís es cuadrada y la vida no pertenece sólo aquí, es la misma desde ahí mismo hasta la eternidad de lo mismo”. Una golondrina escucha y ha corrido a avisar a los cuervos para que le saquen los ojos . ¡Pobre loco, sin cordura y muy pronto sin ojos!.
El Loco convertido en rueda de la fortuna rodando desde abajo hasta arriba. Las pardas felices sin poder hacer su trabajo. Han lanzado sus tablas de tejer y el hilo al viento que canta la liberación de hacer lo mismo. El Loco le canta a la oscuridad total donde los agujeros negros existen construyendo la verdadera realidad. Es la hora nona y ya nadie se crucifica por las culpas de nadie, es mejor: nadie tiene culpa y todos nos vamos al cielo.
Las hojas de sándalo y aguacate en opera interpretan “Carmina Burana”. El Loco baja de la rueda y las parcas vuelven al uso y a la normalidad. Los agujeros negros se pierden en su negrura y lo cotidiano regresa con la fuerza de la costumbre.
El Sol vuelve a alumbrar, la luna enamorada del monte Everest, el océano pacifico se rebela ante Neptuno y Don Dinero contrae matrimonio con la hija del perro cancerbero. El Loco se pierde en el canto final de la Opera que sigue buscando un Director que la detenga. El azul vuelve a azul, el rosado lo que es, el ámbar desapareció porque nadie vio su existencia.
El Loco viviendo en su imaginación y en la canción que une a todos los vivos y todos los muertos. A la existencia humana han vuelto los límites. Antes del final uno debe notar y aceptar los términos. He estirado mis finales y ya estoy en el borde. A veces de cerca, a veces de lejos. El Loco me vuelve a ver de reojo, se hace el desentendido, sabe que no lo espero y que lo estoy confrontando. La vida sigue, agarrando al Loco en ocasiones, en otras no le basta ni le sirve. Pero este momentito que estoy aquí viviendo el sol y la luna, el agua y el aire me engancho fuerte y no me suelto, no me suelto…
¿¿¿¿?????? Creo que esta clase de elucubraciones sobran en esta trinchera.
son tan limitadas las palabras. tan cortas, se repiten y pierden su significado. Cambia la época, cambian su entendimiento. Necesitamos el delirio, la elucubración, para indagar que hay más allá. La razón no es buen compañera, requerimos la sinrazón para desbaratar el complejo andamiaje de nuestra mente cuadrada y sin perspectivas.
brillante, muy bueno…una gran reflexión sobre la realidad y la calidad de nuestras percepciones. ¿Quién ve a quién? el loco al cuerdo o todos somos parcialmente locos…también se los leí a mis alumno en la Universidad de Guayaquil donde soy Maestra.
Dra. Yesenea Cedeño