“La más tonta de las mujeres puede manejar a un hombre inteligente, pero es necesario que una mujer sea muy hábil para manejar a un imbécil”.
Rudyard Kipling.
Palabras muy duras, pero que se vuelven muy reales para quienes vivimos en esta parte del continente americano y palpamos día a día como los líderes socialistas, hacen sus carambolas utilizando precisamente a las mujeres como biombos para encubrir sus fechorías. Y algunos utilizan no a una, sino a varias.
Por otro lado, vemos también que éstas mujeres no son tan tontas como quieren aparentar, creándose entre ambos una especie de simbiosis, acuerdo en el cual ambas partes ganan, es decir aplican el ganar-ganar.
Tú haces tú papel y llevas tus gananciales, yo hago el mío y llevo mis gananciales, en el marco de una relación indispensable, consensuada y colusoria.
Cada uno de estos líderes de pacotilla, semidioses con pies de barro o iluminados Mesías, maneja sus propias formas de contrato previo. Unos aplican aquello de: si esto revienta en los medios, yo no sabía, yo fui ingenuamente engañado, pues mi imagen de manos limpias, no se puede mancillar. Otros, si yo muero en el intento, tú debes continuar. Otros, tú te vas a otro país, hasta donde te hago llegar tus gananciales y de paso pones a buen recaudo los míos, y así una sucesión de variopintos contratos previos.
En todos los tiempos han existido estas féminas, puestas y muy bien dispuestas a servir de telón a los latrocinios y tropelías de sus compañeros de fórmula. Algunas invocan al amor, otras invocan a la indolente juventud, otras al patriotismo, otras al espíritu de cuerpo, en fin la lista de justificaciones es larga, pero ninguna acepta Ad nutum, el pecado capital que está detrás de todas estas blancas justificaciones. Caso contrario no se prestarían al sainete, porque tanto las históricas, como las actuales, arman unos dramas de culebrón al más puro estilo del reality de las Kardashian: que si el hijo muerto, que después resucitó, que si el guardaespaldas me enamoró, que tengo cáncer, que ya no tengo cáncer, que se gastó una millonada en decorar un departamento, que se hizo la lipo, que me voy; pues, dudo de su orientación sexual, en fin.
Así como Hitler, tuvo a su Eva Braun, Perón a su Eva Duarte, Napoleón a su Josefina, Stalin a su Nadezhda Allilúyeva, Néstor Kirchner a su Cristina Fernández. Lula Da Silva tiene a su Dilma Rousseff, Rafael Correa a su Anne Malherbe, a su Pamela Aguirre, (la lista es larga), Evo Morales a su Gabriela Zapata, etc, etc.
Al ser observadores de estas acciones y a veces pagar obligatoriamente de nuestros escuálidos bolsillos, para obligadamente también, estar en el palco de estas obras de teatro muy bien armadas, que hasta el cineasta ganador de Oscar de la Academia, se queda corto en sus libretos.
Nos queda la duda para los ingenuos mortales: les profesamos lástima a estas mujeres que hasta la vergüenza han perdido o aceptamos las palabras de Gabriel García Márquez… “En todo momento de mi vida, hay una mujer que me lleva de la mano, en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor y con menos luces”.
Mis felicitaciones Guadalupe, un mensaje muy hermoso dedicado a aquellas mujeres que pretendiendo ser muy pilas, lo que hacen es el papel de trampolín de los ilícitos. En el país existe una lista grande que supera a Alemania, Argentina, y otros paises que han gozado de estas heroínas de papel.
Muy bueno…Dilma ya tiene sus dias contados, Cristina esta en camino y estimo que estas son publicas, pero hay varias mujeres que creen ser impunes a sus actos, por no ser publicas pero que terminan como estas, observadas por una sociedad que ya esta cansada de escuchar dobles discursos.
Muy bueno sus comentarios