21 noviembre, 2024

Terremotos, tragedia, tristeza

“La catástrofe, (terremoto), es un acontecimiento inesperado, inhabitual y extraordinario que genera al menos durante un tiempo, una desproporción o desequilibrio en las autoridades por falta, básicamente, de conocimientos de logística”. Anónimo

Con terremotos, la madre naturaleza moldea el planeta, ajusta sus energías, establece sus equilibrios y a los seres humanos nos trae muchas lecciones y nos recuerda nuestras limitaciones y nuestra vulnerabilidad y lo depredadores que somos con el planeta.

La gran mayoría de los ecuatorianos sentimos el remezón y temíamos una tragedia por este intenso y prolongado terremoto.

Pero nos preocupó y atemorizó más el terremoto que nos produjo la irresponsabilidad y torpeza, por decir lo menos, de mantener la censura informativa, principalmente en la televisión, por alrededor de dos horas. Como ya lo han comentado ese silencio de dos horas, en caso de un tsunami, hubieran sido mortales.

La primera reflexión es preguntarnos: ¿fue por manejos fundamentalistas de la política del gobierno dicha censura? ¿Fue acaso por falta de liderazgo, confusión, descoordinación abrumadora por procesos burocráticos y/u otros motivos? Todos, cuales fueran, inaceptables.

Enterados e informados de inmediato por las redes sociales, vivimos la angustia y desesperación de estar paralizados por falta de información. Nuestra protesta y nuestro rechazo por esta actuación que no sabemos cuánto daño ocasionó y cuántas vidas se perdieron por la lenta respuesta y reacción.

La organización, tan publicitada por el gobierno como una de sus mayores logros, de la Secretaría de Riesgos, burocratizada como está, con limitada capacidad de acción y respuesta inmediata, demuestra una vez más que politizar en lugar de profesionalizar nuestras instituciones, nos ocasionará mayores daños y tragedias.

Escuchando y leyendo cómo se manejan estas situaciones dramáticas y de alto riesgo, que deben contar con personal altamente calificado, nos produce un terremoto de temores y dudas.

La gigantesca movilización cívica y solidaria ha sido un factor vital para palpar esta gran tragedia nacional.

Ver la imagen de una señora de cierta edad que más o menos expresó: “Lo único que tengo es mi vida, la ropa que llevo y nada más”. Sin hogar, sin dinero, sin agua, sin alimentos, sin familiares y sin gente profesional que la ayude, guie y rescate, me produjo una enorme tristeza y un gigantesco sentimiento de impotencia y rabia.

Un país que disfrutó de bonanza en los años del actual gobierno no tiene reservas, está sobre endeudado, sobre regulado y burocrático, no puede responder oportuna y ágilmente una tragedia como la que vivimos.

Tendrá necesariamente que reconocer que debe armonizar su relación con las Fuerzas Armadas y la Policía, puntales para mantener el orden y proteger la vida y bienes, si es que queda alguno, de los afectados, pero también asegurar y garantizar que reciban y conserven la ayuda que se les entregue.

El terremoto de rabia, repudio e indefensión al escuchar noticias y hechos de cómo la delincuencia roba y ataca a quienes llevan ayuda y aun a quienes la recibían.

Uno de los más grandes problemas de estos trágicos acontecimientos naturales es la logística, asi lo expresa el pensamiento que encabeza esta reflexión.

Pero hay otro y es el que dice de un autor anónimo: “En las catástrofes hay dos momentos límites: cuando ocurre y cuando pasan varios días. El estrés post traumático es muy debilitante”.

Pedimos al gobierno que deje a un lado su fundamentalismo político y administrativo y convoque a los más preparados para esta emergencia que colaboren en todos los procesos, según cada caso, demostrando que la admirable y enorme solidaridad que nos une a todos los ecuatorianos en esta tragedia, puede manifestarse no solo en las ayudas espontaneas y fraternas, sino también en el enorme desafío y proceso de reconstrucción, evitando la corrupción, el despilfarro y los graves errores por desconocimiento, inoperancia o audacia temeraria.

“El Ecuador somos todos, aunque pensemos diferente y es precisamente la diversidad de pensamiento, nuestra mayor fortaleza”.

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2 comentarios

  1. La tragedia ha sido enorme y los daños materiales, psicológicos y sobre todo en vidas incalculables.
    Sin embargo me atrevo a decir que la naturaleza fue benigna, como con dedicatoria, dada la inoperancia e impreparación de todos nosotros y de nuestras autoridades para eventos como estos.
    Se imaginan si el epicentro hubiese sido mar adentro como lo fue en Japón 2011?
    Un tsunami como el de Japón hubiese sido catastrófico. Las dos horas de silencio informativo no las puedo entender y debemos exigir cuáles fueron las razones, fue censura informativa? Fue incompetencia? Que fue? La Secretaría de Riesgos debe estar con el rostro sonrojado no?
    Con un tsunami como el de Japón simplemente no nos quedaba nada y la mortandad sería enorme, quien sabe multiplicada por cuanto a la actual.
    Si el silencio de dos horas fue por incompetencia o desidia y esto es cuestionable, no se diga si lo fue censura. Ojalá no nos quedemos callados y esto quede sin averiguar y exponer responsables o al menos correctivos. Ojalá esta reflexión no quede en el olvido.

  2. No podia faltar el afan de figurar y generar confrontacion de quien debe ser ejemplo de serenidad y transmitir fortaleza y confianza en momento de crisis como las que estamos viviendo. Aparace como ha sido su costumbre,en tono desafiante y altanero amenazando a quienes en su desesperacion claman por ayuda. «Lo meto preso» esa es su carta de `presentación. Ahora pretende erigirse como el salvador, que gracias a sus iniciativas esta llegando la ayuda a los danmificados del terremoto. No señor, la iniciativa de contribuir con cualqueir tipo de ayuda proviene del pueblo, del ciudadano humilde y de a pie que se ha volcado multitudinariamente desde el primer momento a prestar su contingente ante las crisis. No puede venir ahora este tipo a imponernos algo que nacio espontaneamente de cada uno de nosotros. ES EL Y SUS ACOLITOS QUIENES DEBEN EXPRESAR SU SACRIFICIO en este momento y no a traves de exigencias y aprovechandose de la desgracia en que se hallan sumidos los ecuatorianos, que vengan a castigarnos con imponencias economicas. Esto no es necesario. La contribucion y ayuda solidarias como dije al principio, devino inmediatamente de nuestra parte por que esa ha sido nuestra voluntad y no por que un grupillo de aprovechados y esquilmadores nos lo vengan a imponer. Que ideal hubiera sido oirle decir «Quedan suprimidos la mitad de secretarias y ministerios para canalizar ese ahorro del estado en ayuda para los damnificados» Pero eso es pecar de ilusos.

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