21 noviembre, 2024

La solidaridad esta viva

La foto de la portada de El Universo del domingo pasado es intensa, inolvidable. Está todo: la desgracia, el derrumbe, la pérdida, la solidaridad de compartir el dolor y nuestra impotencia ante la feroz acción de la naturaleza. Un grupo de bomberos en círculo pidiendo a Lo Alto escuche nuestras oraciones. Ante un extraordinario sufrimiento una extraordinaria solidaridad que ha puesto en pie a todos los ecuatorianos en ayuda del compatriota que sufre y vive el hundimiento de lo que antes constituía su trama de vivir y ahora está destruido.

Me movilice con un grupo de Bomberos del cantón Samborondom ante la zona del terremoto y palpe, vi, constate y me abatí también ante la magnitud del dolor esparcido. Los ojos dolían de tanta destrucción. Las piedras del camino y de las montañas de luto frente a la magnitud de los caídos. Grande la muerte, siempre grande. Ahora Pedernales, Canoa, Manta, Portoviejo, son cantos fúnebres que nos recuerdan nuestra fragilidad, nuestra pequeñez. Fueron 58 segundos y la ira sometió al regio, al fatuo, al humilde a la que miraba el espejo de las ilusiones, a los huéspedes de transito de ojos azules y de agua de rosas, a quien reposaba en la hamaca de cabuya y de camotillo humeante. En el mar ya no se escucha el canto de las sirenas de membrillo y dulce de natilla.

La mala hora del terremoto me derrumbó pero la solidaridad me levantó y nos enalteció a todos. En las carreteras los vehículos con la ayuda en alimentos, agua, sabanas, latas de comidas, pan fresco, medicinas, asistencia médica y todo lo que se podía al desamparado, destruido, viajaba sin detenerse. La nobleza le ganó a la ruina, la gentileza nos llevó hasta donde esté el dolor, el desprendimiento nos unió al otro que soy yo mismo, todos fuimos tocados, emocionados. Manabí no quedó sólo. Te amo Manabí, te amo Manta, nuestro amor te levantará, te ayudaremos a levantarte. Manabí de mis amores, mar y tierra donde la palabra esperanza trajo miles de cariños en funda de alimentos y bendiciones de medicinas.

La tragedia que rompe el alma, nos dio el momento de la solidaridad y acompañar a quien sufre porque lo perdió todo. 16 de Abril fatal pero también de asistir al otro en su amargura y desdén. Una hilera interminable de camiones cargados con el alma de los ecuatorianos regó los campos manabitas donde antes la muerte esparció su hambre. Me detengo en la carretera y veo los carros con la alegría de la vida conducir veloces hasta la tierra donde la gente llora pero se alegra cuando no está sólo; una niña se me acerca y me pregunta dónde voy. Le digo a ver a quien sufre porque yo también sufro con él. Ella corre y regresa con cuatro guineos que rodean como flores sus manos. “Lléveselos, por favor”, dice y me conmueve. Ahí entendí que este sí es un nuevo país porque cuando hay amor, la vida se reconstruye, vuelve a nacer. La tragedia no puede con el amor.

La solidaridad se vive, la solidaridad es acción. Es Unidad. La pasión por este país nuestro de cada día y ante el terremoto está viva.

Artículos relacionados

El odio y la paz

En estos doce días de dolor un sólo hombre con todo su odio destruyó una sociedad entera, todo un país cayó por el odio de Correa: nos enfrentamos unos a otros, devastación. […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×