Dinero electrónico

Tema muy comentado en los últimos días, que a algunos les preocupa, a otros no les parece viable y muchos ni siquiera lo entienden, menos les interesa.

Es común la utilización de pagos electrónicos que facilitan el diario vivir, por lo que la introducción de un medio alternativo no debería ser novedoso, ni preocupante.

Sin embargo, el tema pasa por la desconfianza que se tiene en la autoridad, que nos hace pensar para qué lo quiere implementar y con qué fines. El dinero sin respaldo, sea electrónico, impreso o como lo quieran bautizar, es artificial y sin lugar a duda atentatorio contra la salud de cualquier economía.

Como todo tema del momento ya dejará de sonar, porque quizás para los fines que pretendían les resultaría muy complicada su implementación.

Para graficar su alcance pensé en el ciclo de un negocio cualquiera, donde el cliente de la tienda compra algún producto con dinero electrónico, el dueño de la tienda paga con este dinero electrónico a su proveedor; el fabricante de este producto, con este dinero electrónico podría pagar sueldos y otros gastos, hasta que le toque pagar la materia prima al proveedor internacional, quien de ninguna manera va a aceptar dinero electrónico, si no dólares, y además, los quiere acreditados en una cuenta en el exterior. ¿Qué pasará en esos casos? Supongo acudirán al Banco Central o donde se decida, a comprar dólares con el dinero electrónico para pagar al proveedor internacional.

¿Estarán estos dólares disponibles a la cotización de un “dólar electrónico” por un dólar físico?

Esperemos que no se esté pensando en establecer una moneda alternativa que permita emisión sin respaldo ante la falta de dólares. Hasta ahí llego con mi imaginación y mejor reviso la aprobación de la ley de Reforma Tributaria en la Asamblea, que fue tratada con carácter de económico urgente y que buscaba con premura aprobar un paquete de ajustes para levantar fondos, que a la vuelta de pocos días serán insuficientes para el abultado presupuesto estatal, que acaba con cuanto dinero se le ponga por delante, sea electrónico o no.