21 noviembre, 2024

La lucha de la madre

La lucha nos hace seres de otro mundo. Cada instante, momento la naturaleza es lucha: de iguales, contrarios, lucha de superiores, lucha de inferiores, exigencia de iguales. La lucha es tomar la decisión de luchar para convertirnos en seres magníficos. La batalla nos hace más humanos. La lucha nos hace grandes. La lucha nos hace seres superiores. Luchar es exigencia. La lucha nos da la oportunidad de ser más dignos, impecables ante lo que decimos, lo que hacemos. La lucha es tomar el camino del esfuerzo, esforzarnos. Estoy tan contento de luchar porque en la lucha crezco. En la lucha verdadera no hay victoria sólo crecimiento.

La primera lucha que conocemos y aprendemos en la vida es la de la Madre. Mamá con su hijo en el vientre luchando porque la vida que habita en sus entrañas sobreviva, continúe, se aventaje cada día. En la lucha con su bebe por la vida, la madre nos enseña a luchar. La Madre sabe que sólo luchando, cuidando el amor que lleva dentro verá coronar su esfuerzo. El esfuerzo es azul, es caridad y paciencia.

Es una danza que baja del cielo, que eleva nuestras esperanzas. Cada rayo del sol es una lucha desesperada del astro rey para iluminarnos, para darnos claridad.

Aprendí de mi madre a luchar, en su vientre portentoso me incitaba a luchar. A ti también. Todos tenemos la misma historia: cada hijo una lucha, cada hijo la alegría antes y después de luchar. Sin el ejemplo de lucha de la Madre sus hijos no lucháramos, no sabríamos cómo. Cada chorro de leche materna es un manantial de lucha para alimentarnos de vida sana, buena y perfecta que lo recordaremos hasta la muerte. Me hacía caca me limpiaba, me aseaba, me echaba talco, tal como a Usted. Así fue conmigo, contigo y es con el último que nació hace un par de segundos. La lluvia cae y me baña de lucha y me alimenta de lucha.

En muchos la Madre ya no está. Pero como el amor nunca muere, entonces no lo olvido. Nunca se olvida a la Madre. La luz madre de la noche; la noche madre de los perfumes; la dulzura madre de nuestros deseos; los deseos pariendo madres que aman a sus hijos, hijos aprendiendo a vivir desde la lucha por vivir y la lucha por el amor.

La lucha es compasión. No sé quién soy sino lo descubro en la exigencia de descubrirlo dentro de mí mismo. Me encantan las familias numerosas, los hogares llenos de hijos que corren y revolotean, que desarmen y destruyan todo lo que encuentren para que la vida vuelva a nacer. Madre es luchar, no hay descanso, así arriba, abajo, en medio, por donde sea y esté ocurriendo. Campos perfumados de rosas y margaritas se desprenden de sus tallos para caminar por miles de calles festejando a las madres; se dejan caer sobre el regazo de la Madre que canta y teje las sabanas y escarpines que el hijo lucirá para festejar el reinado de luchar por ser gente grande y grata. Gracias Madre, de todo lo que me enseñaste, de todo lo valioso, lo más grande fue que me enseñaste a luchar, lo aprendí de ti, no lo olvidaré. Aquí estoy recordándote y festejándote hasta siempre. Gratitud a la Madre.

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