21 noviembre, 2024

A Diana de Parsival

Hay seres que cuando se van nos dejan tristes para siempre. Estoy triste, estamos tristes con tu partida, querida Diana. Pero es una tristeza de colores, de azucares y de bambúes cantando su canción de verano mientras paren cien golondrinas en el estero donde florecen las orquídeas.

Te veo ahora convertida en marfil que adorna el altar de un buda regordete de color amarillo los pies y de rosada su mirada. Mirada redonda de luna antes de engendrar el sol y los soles. Te veo vía láctea asistiendo al nacimiento de las estrellas que iluminaran las nuevas tierras donde nacerán hijos perfectas que sólo sabrán de amor y deseo, de paz y bien, de sal y mertiolates dulces.

Oh Diana, tu nombre es el sonido del mantra favorito del gurú de la alegría. Cuéntame qué está pasando allá arriba donde ahora te encuentras, de qué han invitado a charlar a tu espíritu tan rico y bienoliente. Mujer de mar, ahora eres mar. Mujer de montaña, ahora eres cerro y loma y cañaveral de vírgenes pardas de corazones ruiseñores. Amiga mía, te doy una flor y te conviertes en flor. Te doy un puñado de hojas verdes y te conviertes en miles de verdes que caen del cielo para bendición de los terremotos. Estoy encendiendo palo santo y el humo oloroso inunda la casa, las casas del barrio, la manzana de todos los barrios; la gente canta al olor del palo santo y el palo santo trae tu recuerdo de mujer grande, sabrosa, generoso como una cascada de manzanas y lisas tiernas, también margaritas frescas y gardenias recién cortadas para ti. Te ofrezco agua para iniciar nuestra conversación sobre los mundos de al revés y al izquierdo y no se puede. Ahora toca extrañarte y adorarte en el recuerdo.

Nunca acabaste de resolver tus misterios. El misterio continua, no sé dónde estás y en qué te has convertido, imagino, digo, lo intuyo. Esta broma cruel de estar vivo y luego estar muerto. Si sólo estás muerta eres la muerta más hermosa del mundo o te has convertido en estrella que ilumina el abismo negro del norte del universo y que aún puede ser salvado. Diana nombre que sólo sabe vencer y fuiste vencida, en cuerpo, en el límite. Tu buena vida vibra entre nosotros. El amor nunca muere, la palabra amor te nombró y te convertiste en Amor.

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Cuando se produce algún tipo de desajuste en nuestro quehacer diario no hay nada más saludable y confortable que elevar los ojos al cielo y comprobar que lo que se mueve mucho más allá de nuestras cabezas lo hace con una exquisita dosis de equilibrio y serenidad.

La luna se mueve y lo hace trasladándose alrededor de la Tierra, ésta alrededor del Sol y éste alrededor del centro de la galaxia a la que pertenecemos todos nosotros; se mueven así desde tiempos inmemoriales, lo siguen haciendo y continuarán de igual modo durante mucho tiempo.

¿Qué pasa? Es que en el universo el sistema de gobierno que impera es el despotismo? “Yo, cual estrella dominante, como soy más grande que tú, miserable planeta, te exijo que des vueltas a mi alrededor eternamente”. Y el planeta, que así se mueve sin rechistar, se relame en su giro mientras le recuerda en voz baja a la estrella que a ella también le corresponde trasladarse alrededor de alguien más grande mientras mira de reojo, con regocijo y desahogo, a su satélite que da vueltas en torno a él.

Palabras baratas: ¿Feliz Navidad? ¡Preparándonos!

Hay palabras que se gastan de tanto usarlas. ¿Hay afirmaciones que, a fuerza de repetirlas, pierden su fuerza? ¿Cuánto vale un “te quiero” dicho sin alma? ¿De qué sirve pronunciar un nombre, si olvidas a la persona que hay detrás? Decía aquel mandamiento “No tomarás el nombre de Dios en vano”. Es una idea sorprendente. Tomar un nombre en vano. Decir con los labios lo que la vida no dice. Pronunciar sin sonrojo palabras que habría que decir de puntillas, como compasión, justicia, pobres o amor, NAVIDAD. Es bonito pensar en el poder de las palabras, o en nuestro poder –y responsabilidad- al pronunciarlas.

HOY que comenzamos, una vez más el tiempo de adviento, tomo unas reflexiones del cyber espacio (pastoralsj.org) que nos ayuden a pensar antes de hablar, actuar y decir un te quiero cotidiano, un te amo papá o mamá, o una feliz navidad, un feliz año. Seguro algunos ¿muchos? Ya están pensando ¿a dónde ir? ¿qué regalar? Lo que quiere decir, ¿qué comprar? ¿qué consumir? ¿a dónde y con quién festejar la navidad y fin de año?

1 comentario

  1. DEBIÓ HABER SIDO UN EXCELENTE SER HUMANO COMO UNO DE LOS POCAS QUE A PARIDO EL MUNDO, NO LO HE CONOCIDO PERO POR LOS DETALLES DESCRITOS, SON PERSONAS QUE DEJAN HUELLAS PROFUNDAS Y MARCAN NUESTRAS VIDAS, ME UNO A SU SENTIMIENTO DEBELADO.

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