Es complicado, tras la tragedia que golpeó gravemente al país y profundamente a nuestras queridas Manabí y Esmeraldas, escribir estas líneas para opinar sobre las recientes propuestas económicas presentadas por el régimen. Sin embargo, tengo el deber moral de hacerlo.
Entre ellas están el incremento del IVA, una contribución proveniente de nuestros salarios -que es inconstitucional si se hace sin la debida autorización del trabajador-, y la venta de activos en poder del Estado. Esperemos que comiencen con los suntuarios, como el par de aviones.
¿Son estas medidas las adecuadas o son una suerte de pasar el sombrero? En mi opinión, el Gobierno debió comenzar predicando con el ejemplo. Correspondía anunciar previamente un plan de reducción intenso y coherente de los gastos de su presupuesto, acompañado de la decisión de reducir el tamaño del aparato estatal -obeso y desproporcionado- que debe ser puesto a régimen de manera inmediata, eliminando ministerios sin sentido y otras tantas secretarías con largos nombres y poca tarea.
¿Cómo pueden comunicar ajustes económicos a la ciudadanía sin primero hablar de los que tomarán casa adentro? Con seguridad no habrá ajuste económico que alcance pues la actual estructura estatal devorará inmisericordemente cuanto dinero y recurso se le ponga por delante, por no estar diseñada para subsistir en momentos de austeridad como los que vivimos. Se debe recurrir a organismos internacionales para lograr financiamientos blandos y de largo plazo, y dedicar estos fondos exclusivamente a la reconstrucción nacional, que debe ser la prioridad.
Si algo está claro es que el país esta unido ante esta desgracia y con seguridad no habrá resistencia a la aplicación de planes de desarrollo y recuperación sensatos y responsables.
Tenemos mucho por hacer cada uno de los ecuatorianos, para que nuestro país se recupere. Esperemos que estos momentos hagan reflexionar a las autoridades acerca de que el poder es pasajero, que el administrar es por encargo y que lo tienen que hacer bien.
Lamentablemente lo expuesto por usted es como pedir peras al olmo, ya que parece que el gobierno se hace sordo y mudo cuando le interesa, pues no tiene intención de aceptar soluciones practicas ni disminuir el gasto burocratico. Deberia aprender lo que hizo el gobierno del señor Clemente Yerovi I, cuando se hizo cargo de un país en soletas.