Tal parecía oír desde la lejanía el grito “¡A la muralla!” del libro Jeremías de Zweig. Solo que ahora fue en los 68 años en que Israel celebra su independencia, convocada por Johnny Czarninski, Cónsul de Israel en Guayaquil y su esposa Nilly, quienes nos invitó para expresar, como siempre, la existencia política-social de Israel en el mundo y que por defender su existencia es acosada y su pueblo judío señalado como el único agresor y no como lo que realmente es, un pueblo que defiende su razón de ser, reconociendo su valía en el campo de la ciencia y técnica en el mundo. Aunque defensa o agresión con armas letales, de cualquier lado, me duele y me revela-
Mención especial de gratitud de nuestra parte, ante la acción solidaria de ese país, como muchos otros más, ante la desgracia sísmica del que fuimos víctimas en este abril. Siendo el Cónsul Czarninski el líder, dirigiendo como soldado, la campaña de solidaridad de su Patria Israel. Aunque por ello, y mucho más, desde sus padres Alfredo y Ruth afincados desde el siglo pasado en Guayaquil, tienen también una ecuatorianidad bien ganada.
La noche fue extraordinaria, con centenares de gente, congregadas en el inmenso salón del Hilton Colón, significativa de nuestro aprecio hacia ellos y su nación.
Vale mencionar la presentación de dos estrellas, una del mundo artístico y otra del político-intelectual:
La cantante ucraniana Luchiana Hakman, magnifica en su actuación lírica, dominadora del escenario y del público, a quien se la aplaudió mucho.
Punto aparte-La intervención de Gustavo Perednik que abrió el acto académico-Gran escritor israelí, de una erudición sin par, quien no solo exponía el tema de Judeofobia a través de los tiempos, sino que trasmitía su sentimiento de ese radical proceso testimonial.
Autor de una veintena de libros, entre los que está LA JUDEOFOBIA–Historia de la obsesión más antigua, distribuido esa noche, donde él mismo dice -pág. 73- “Hemos expuesto las prácticas que transformaron la vida de los judíos en un calvario” y que puede decirse, el núcleo de ese libro nos lo transmitió, haciéndonos exclamar, entre los que compartíamos esa velada, -¡No puede ser!… que aquello de milenios atrás todavía subsista- Obras como esta, señalando las verdades de los pueblos son válidas, para tratar de terminar con las guerras fratricidas, gran problema agobiante del mundo islámico.
Viví, con el hombre de mi vida, las obras del gran escritor Stefan Zweig, y los momentos de los judíos los comprendí-fuera de los cánones religiosos católicos que había recibido de niña-Los judíos son malditos porque mataron a Jesús-creencias infantiles que luego de leer Jeremías, y el grito de defensa ¡A la muralla! y todo lo que vino después, entendí ese “Am Israel Jai” (Vive el pueblo de Israel).
Que esperamos ¡Viva por siempre y en paz!