21 noviembre, 2024

El oficio de escribir

Todo lo que diré está basado en mi experiencia y es  mi opinión, aunque haré referencia a algunos autores importantes.

Para quien guste de escribir o tenga en mente ser escritor, debe considerar algunos puntos, entre los que destacan:

Tener un dominio del lenguaje, es decir saber expresar las ideas por escrito, con claridad, concisión y exactitud.

Claridad se refiere a qué las cosas sean dichas y entendidas.

Conciso a expresar las ideas con claridad usando la menor cantidad de palabras posible.

Exacto, que es fiel o preciso, que se ajusta completamente a algo.

Usando estas tres herramientas, el resultado será la sencillez. Algo dicho con sencillez es entendido con facilidad y por mayor número de personas.

Ernest Hemingway decía que las cosas debían ser dichas y entendidas, además apelaba a la verdad. Insistía en que el escritor tenía el deber de conocer todo sobre lo que está escribiendo, solo así podría llegar al lector.

Stephen King, dice algo similar al hablar de los diálogos: “La clave para armar diálogos buenos, como en todos los aspectos de la narrativa, es la sinceridad. Si la practicas, si pones honradez en las palabras que salen de boca de tus personajes, descubrirás que te expones a bastantes críticas…”

Y las críticas son las que te ayudarán a mejorar.

Estas son una especie de guías generales para ejercer el oficio de escribir…pero todo esto debe ajustarse a lo principal: ¿sobre qué voy a escribir?

Hay que tener un tema, es decir una historia que despierte en nosotros el deseo de ser contada por escrito, y luego compartida a los demás.

Organizar las ideas relacionadas con la historia y luego desarrollarlas.

Hay que tener la historia y la generosidad de querer entregarla, la determinación y la intrepidez, si se quiere, de darla a conocer a los demás.

Así sea a un pequeño primer público. Así lo hizo en primera instancia el conocido escritor estadounidense Stephen King, quien comenzó haciendo plagio. Copiando historias que arreglaba un poco, las mecanografiaba, y luego las vendía a sus compañeros de colegio.

Aunque el asunto involucró algo incorrecto, como el plagio, encontramos puntos a favor para que Stephen King se convirtiera en escritor: tuvo audacia, tuvo determinación, escribió e imprimó,  disfrutaba leyendo y luego arreglando las historias mientras las escribía y por último las entregaba a su pequeño público.

Yo acostumbro a decir que un escritor, o escritora, alguien que se involucre en el oficio de escribir, no debe tener vergüenza, y debe olvidar aquello del “qué dirán” o “qué van a pensar de mi’ Alguien así, no debería involucrarse en este oficio.

Stephen King, tuvo que cambiar las cosas en cuanto a su proceder, por lo que empezó a escribir sus propias historias, que aunque son de ficción se basan en la más cruda realidad, y las primeras buenas historias las escribió en su tiempo libre, en la lavandería de su casa…

Es decir, para escribir necesitas del deseo de hacerlo, no es imprescindible tener un gran estudio o irse a buscar la inspiración a un bello lugar, ya que las historias ya tienen un lugar y ese lugar es la cabeza de quien escribe. Es como si un ser, alguien que no eres tú, vive dentro de ti, tú lo que tienes que hacer es permitirle salir, lo que hará a través de las palabras, luego alimentarlo. La alimentación se hace por medio de la lectura.

Así que el oficio de escribir va de la mano con el placer de leer.

La lectura nutre, alimenta al escritor.

Las vivencias son la materia prima, la lectura la herramienta que le permite elaborarla. Puede así aprender a contar historias escritas,  tal como son, con algo de magia, en pura ficción, con romanticismo, etc., de ahí  surgen o se van acomodando las historias con los géneros literarios.

“Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo” Stephen King, Mientras escribo.

Un punto importante que hay que considerar al hablar del oficio de escribir, ¿de dónde sacó las historias? Pues, de la vida diaria, de los recuerdos, de todo lo vivido.

La persona que escribe debe desarrollar ciertas fortalezas: la atención, la observación y la  memoria. Considero que para alguien que esté en el oficio de escribir, eso de “olvidar” no es bueno; hay que  tener buena memoria, porque inclusive  de las experiencias más difíciles o dolorosas, surgen las mejores historias.

En algunos casos, hay quienes tienen más talento y se les hace más fácil adecuar situaciones, adornarlas, complementar las experiencias con la imaginación, crear y definir personajes, etc. En otros casos puede ser no tan fácil. A mí me resulta difícil cambiar la realidad, puede ser porque soy periodista de profesión y tengo un apego casi inconsciente a ser fiel cien por ciento a la realidad; me cuesta transformar la realidad, cambiar los nombres, etc. Pero, una vez iniciado el proceso de la escritura, de ahí en adelante, todo fluye.

Y a diario, a cada hora la historia se va enriqueciendo a si misma…

El escritor siempre debe andar con papel y lápiz, aunque ahora los celulares y la computadora ayudan mucho, porque ahí también se anotan las ideas, que van surgiendo sin pensar, algo así como respirar. Inicias la historia y la inspiración llega con ella. No hay que irse a buscarla a ninguna parte, ni consumir cosas raras para lograrla.

Eso es un mito. No todo buen escritor debe ser alcohólico o adicto a las drogas, o jugador de casino, o cosas así. Esos son vicios de cada quien, y que en lo posible deberían superarse, ya que no aportan en nada a la vida de esa persona.

Ahora bien, escuché decir a distintas persona cosas como:

Para ser escritor primero debes escribir, luego publicar, luego escribir un segundo libro (novela, relato, lo que sea) luego publicar; después deberías traducirlo al inglés, luego sigue escribiendo, y sigue publicando.

Todo eso está bien, es como ir armando una carrera, ir fortaleciendo el oficio.

Pero desde el fondo de mi corazón les digo, la satisfacción del escritor radica en escribir, y que alguien lea lo que escribe; además debe sentirse satisfecho con la obra.

 

La historia debe dejársela reposar un tiempo, luego de terminada; y volver a leerla, entonces sabremos si nos gusta o no lo que hemos escrito.

En mi experiencia me ha pasado que si llego a avergonzarme de lo que escribí, pero me satisface, me agrada, me gusta y me sorprende.

Hay que estar claros que no a todo el mundo le gustará nuestra historia, pero a quien debe gustarle lo que ha escrito, es a quien lo ha escrito. Hay que estar satisfechos, es una especie de amor incondicional, como una madre con su hijo, como un cómplice, como un “best friend

El escritor se convierte en “cómplice” de lo que ha escrito. Lo sabe todo, sabe todo de su historia, aunque no necesariamente lo haya escrito todo.

 

“Si un escritor en prosa conoce lo suficientemente bien aquello sobre lo que escribe, puede silenciar cosas que conoce, y el lector, si el escritor escribe con suficiente verdad, tendrá de estas cosas una sensación tan fuerte como si el lector las hubiera expresado. La dignidad de movimientos de un iceberg se debe solamente a que un octavo de su masa aparece sobre el agua. Un escritor que omite ciertas cosas porque no las conoce, no hace más de que dejar lagunas en lo que escribe.

Ernest Hemingway, Muerte en la tarde.

 

Aquí notamos una técnica de escritura, llamada “el iceberg”, la usó Hemingway para relatar sus historias. Así cada autor ha creado o desarrollado distintas técnicas de escritura y se ha destacado en uno u otro género literario.

 

Y bueno, parece todo tan sencillo, pero no lo es, una vez escuché decir  un padre a su hijo: -¿Quieres ser poeta? ¿Quieres ser escritor? ¡Con eso no vas a vivir! ¡Escribiendo no podrás mantener una familia!

Seguramente en el punto de vista práctico, ese padre de familia tuvo razón en lo que dijo; ya que el mundo de la literatura, en el oficio de escribir como en casi todo lo que se hace en este mundo, todo es industria, todo es comercio, todo o casi todo se hace con dinero.

Para la mayoría de las personas que escriben historias, la publicación de las mismas es casi imposible, hay que tener “mucha suerte” “un gran talento” o “dinero disponible” o en algunos casos lo que aquí llamamos “palanca”, alguien conocido que nos facilite el camino a la publicación de las obras. Sobre todo en países como el nuestro el oficio de escribir es una actividad difícil, y que no siempre da las satisfacciones económicas que el escritor espera o imagina.

 

Sin embargo eso no debe desanimar a nadie, más bien puede ser tomado como un reto. Hemingway, a quien nombro con frecuencia por ser uno de mis escritores favoritos, tenía la facilidad de que sus historias eran requeridas y publicadas, sin embargo el se tropezaba con otra cosa, Hemingway pensaba que sus historias poco aportarían  ya que antes, otros habían escrito obras extraordinarias, así nombraba a cada rato a León Tolstoi, el autor de Anna Karenina y Guerra y Paz, y se decía a sí mismo que de nada servía escribir sobre lo que sea, nadie superaría a Tolstoi.

 

De alguna manera, podríamos decir que los límites o los obstáculos están en nuestra mente y que si tomamos la decisión de escribir algo bueno,  venceremos, pasaremos los límites.

Hay en el país, en la ciudad, muchos autores desconocidos, una especie de “autores del submundo” o “autores subterráneos” se conforman con asistir a veladas literarias y leer sus cuentos, sus novelas, sus poemas… he escuchado algunos muy buenos, pero que ven muy lejos la posibilidad de publicar, aún así no se rinden y cumplen con el primer objetivo: escribir y compartir la historia. Sienten lo que cuentan y se nota.

 

Citando a Stephen King una vez más: “el arte procede de una imaginación creativa que trabaja duro y se divierte”

El escritor debe divertirse con lo que hace, escribir no es un trabajo, es un placer. En ocasiones, si se da el caso de que  rechacen tu novela las casas editoriales, sentirás frustración, te  dolerá; pero hay que seguir… ¡tu historia vale la pena! Tal vez haya que hacer algún cambio, para eso se piden sugerencias, debes perder el miedo a mostrar lo  que has escrito, puedes comenzar con tus amigos o familiares. Como ya dije, tu pequeño público.

 

Presta atención a la gente que te rodea y cuenta la verdad de lo que has visto; y si dices, ¿cómo empiezo? Lo puedes hacer como escribir una carta; alguien dijo que en el fondo todas las novelas son cartas a una persona, y puede que así sea, desde mi experiencia, creo que así es.

 

Escribir no es cuestión de ganar dinero, hacerse famoso, vender miles de ejemplares o que te digan Best Seller; el oficio de escribir debe ser entendido como un arte, el arte que encierra la vida misma, en el que te vas a sentir bien, y  a partir del cual vas a enriquecer la vida de la gente  que leen tus historias y vas a enriquecer tu propia vida, en el profundo plano del espíritu. Recordando, que aunque creas que llegaste al fin a escribir  buenas historias, siempre se puede mejorar.

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