Después de tantas catástrofes naturales: terremotos, inundaciones, tornados, volcanes, sequias, etc., que asolan nuestro planeta en estos días, y a los humanos que lo habitamos en particular, he reflexionado en el por qué de la vida y la naturaleza, que con sus leyes, parecería que nos está sancionando por nuestro destructivo comportamiento.
Estos hechos revivieron una historia de mi niñez que me marcó y permanece en mi memoria desde mis 8 años de edad. Vivíamos entonces en la ciudad andina de Riobamba en mi país Ecuador. La casa que habitábamos, además de los jardines, tenía un pequeño huerto con un árbol de duraznos. Murió nuestro querido perro y nuestro jardinero de origen indígena y rico en conocimientos ancestrales, nos consolaba indicándonos que el perro viviría de otra manera con nosotros y nos fortalecería y alimentaría. Inicialmente no entendí nada, hasta que después de enterrarlo al pie del árbol de duraznos, nos dijo que el próximo año, por medio del árbol, el perro nos enviaría su regalo, el árbol nunca había dado ni buenos ni abundantes duraznos. Al llegar el tiempo de recolección, el árbol abundaba en hermosos duraznos que escondidos nos los comíamos verdes con sal antes de que maduren, disfrutamos mucho con la abundante recolección de frutos.
El jardinero nos recordó su comentario y nos explicó que el perro alimentó al árbol y éste con sus frutos a nosotros (mis hermanos y yo), con lo que con el tiempo concluimos que el perro nos alimentó convertido en duraznos.
Estos son los hermosos ciclos y leyes de la naturaleza, nada desaparece todo se transforma y se recicla.
Pero qué hemos hecho los humanos, crear productos artificiales como el plástico y más pesticidas, contaminando ríos, mares, aire y tierra con productos y residuos no naturales y con ello violamos las leyes naturales, estamos destruyendo cada día más el planeta y cuál es la respuesta que los mismos humanos nos imponemos cuando violamos las leyes: prisión, muerte, aislamiento y más.
La naturaleza nos está sancionando por violar sus leyes y las de la vida, por romper sus ciclos, somos una plaga destructora, irresponsable y por ello, además de las catástrofes naturales, nos arrasarán las enfermedades y las pestes. Moriremos en ciudades y campos tóxicos, en mares envenenados con agua y aire contaminados.
Cómo es posible que habiendo avanzado tanto tecnológicamente no hemos podido aprender los ciclos de reciclaje, como el ejemplo de mi niñez, y seguimos produciendo tóxicos de todo tipo que no se reciclan o que tardan tantos años y que destruyen todo.
Debemos aprender a entender, respetar y vivir en armonía con las leyes de la naturaleza y la vida, el planeta se transformará pero no podrá sostener la vida como la conocemos, ni a los humanos como somos actualmente: irresponsables, destructivos, soberbios, materialistas y consumistas.
Nuestros indígenas son más civilizados,entienden, respetan y cuidan la naturaleza y la vida.