La vida es un acto de conciencia que se llena de inteligencia y pasión.
Escribir es un acto de pasión.
Solo escribo lo que deseo escribir.
Una vez que lo comienzo, la realidad se transforma en un remolino de nuevos razonamientos que explosionan en un despeñadero de inconmensurables ideas.
Los incontenibles raciocinios eclosionan con su vida propia sin poderlos controlar.
En la liberalidad de lo pensado radica su poder.
Una vez conformado lo que se pretende, aparece la destreza que se tenga para lograr lo que se quiere.
Pintar es parecido a escribir.
Algunos creen que es una afición.
Ignorantemente lo afirman por desconocer que pintar no es un pasatiempo que da tranquilidad.
Es algo tan intenso que a mí me convulsiona; me quita el sueño, me domina.
Es una obsesión que domina mí razón.
Es un desasosiego que se adueña de mí percibir.
Un conflicto entre lo que quiero y lo que trato de plasmar.
Una desigual batalla contra uno mismo.
Un enfrentamiento de la realidad con una irrealidad forjada con las introspecciones más inverosímiles que se puedan ocurrir.
Son intensos momentos donde se pierde el control del existir.
Son pasiones cundidas de pensamientos y arrebatos.
La pintura controla mí vida.
Lo plasmado se me impone como un tirano que me obliga a pintar hasta desfallecer.
Lucho en una guerra donde la paz solo se logra bajo el sosiego calmo del cuadro terminado.
No es la satisfacción lograda lo que me relaja.
Lo que me aquieta es el extenuante cansancio de no poder hacer más de lo que ya se ha hecho.
Solo se puede vivir, escribir y pintar con pasión.
No concibo nada sin intensidad.
La existencia es una suma de pasiones que se hacen recuerdos después que se vivieron.
No hay nada que la pasión no pueda mejorar.
Mis hijas y sus hijos son mi pasión.
El amor hacia lo que deviene de mi propia sangre, no puede ser tomado como un hecho sereno.
Habrá egoístas que no sientan pasión por su familia.
Hay quienes piensen que mientras menos se involucren; es mejor.
Son mezquinos a quienes la vida los castigará por su falta de compromiso con lo que constituye la prolongación de su existencia en el devenir del tiempo.
En nuestra descendencia radica nuestra continuidad.
Los que vienen de nosotros son la prueba tangible de nuestra perpetuación física en el incomprensible milagro del vivir.
La existencia no es un hecho deducible que se deba tomar con serenidad.
La vida es un acto de pasión.
Cuando el dolor de una madre se interrumpe por el llanto de su hijo, se evidencia la intensidad con la que se vivirán todos los actos de nuestro propio camino.
La vida es un suceso de nuestra conciencia.
Es un proceso imbuido de pasión.
Vivamos cada instante como si fuera nuestro último instante.
Nunca me sentí más vivo que cuando estuve cerca de morir.
Hay seres más contemplativos frente a la existencia.
Son los que esperan que se les den las cosas.
Conformistas que piensan que las cosas suceden por sí solas.
Para que las cosas sucedan; tenemos que hacerlas suceder.
Con pasión se consigue todo.
Los imposibles son posibles si los hacemos posibles.
Lo inaudito pasará si lo deseamos.
Cualquier cosa que puedas imaginarte es real.
Lo que tiene que suceder; sucederá…
Todo está contemplado en la velocidad del vivir.