Esquilmar se define como sacarle la plata a otro de manera abusiva. Perfecta descripción para lo que actualmente está pasando en el Ecuador con la serie de disposiciones legales que este Gobierno y su mayoría en la Asamblea han aprobado.
Las formas que han encontrado para el esquilme son varias y la excusa es la crisis económica y el fatídico terremoto que azotó las provincias de Manabí y Esmeraldas.
Es que tengo certeza de que todos voluntariamente y con gusto donaríamos incluso más de lo que este Gobierno nos esta esquilmando, el problema pasa porque la mayoría no cree ni confía en el buen uso de los recursos que provendrán de tanto descuento e impuestos.
Entre los ajustes económicos dispuestos por el Gobierno, que golpean directamente nuestro escuálido bolsillo, se cuentan las deducciones a la remuneración y el aumento en la tasa del IVA. ¡Que cómoda la posición de este Gobierno, que ante la falta de fondos, consecuencia de su mala administración, simplemente se vira y sin recato ordena descontar a cuanto ciudadano pueda, parte de la remuneración que tan esforzadamente gana!
No vengan a decirnos que no hay plata porque el petróleo bajó de precio. ¿Es que cuando lo tenían en precio récord no guardaron?, o ¿es que acaso no conocían que como cualquier producto sujeto a leyes de mercado, el precio del petróleo podía caer? Simplemente es total irresponsabilidad.
Por último, si preparan un presupuesto general del Estado, que sea para cumplirlo y ejecutarlo conforme a los ingresos y gastos que este contempla. Ahora nos dirán que el precio del petróleo que consideraron para ese presupuesto estuvo sobrevaluado y entonces sí cabe decirles que “está bien culantro pero no tanto”.
¿Hasta cuándo van a seguir operando bajo una suerte de proyecciones optimistas que, si no se cumplen, entonces los lleva a hacer camino al andar? Y obviamente, en ese andar errático vamos pagando justos por pecadores.
A mí ya me esquilmaron este fin de mes y si ustedes revisan lo que les han descontado, les aseguro que les dolerá tanto como a mí, pues me cuesta ganar cada centavo, trabajando dignamente.