Las aún humeantes declaraciones de Nicolás Maduro, amenazando con que en caso de un Golpe de Estado como el que se intentó en Turquía el pasado 15 de Julio, las medidas que su gobierno tomaría en contra de los golpistas, dejarían como a un “niño de pecho” al Presidente de aquel país Tayyip Erdogan, han causado estupor tanto dentro, como fuera de Venezuela, pues trasmiten una sensación ruidosa de admonición y premonición, mezcladas en un mismo empaque.
A qué viene, a estas alturas, esa referencia del señor Maduro, sobre lo acontecido, hace ya poco más de un mes, en aquel país. Un país que marca los linderos más próximos entre Europa y Asia, y que cuenta con uno de los gobernantes que más tiempo ha ostentado el poder dentro de las “democracias formales” de occidente, léase autocracias, solamente superado en esa lista por Vladimir Putin.
¿Es que acaso el gobierno del señor Maduro tiene información de que se avecina un Golpe de Estado?; porque de ser así debería decirlo, no solo para descubrirlo, sino igualmente para tener informados a los venezolanos y al mundo en general. O será más bien que concentraciones de ciudadanos como la que anuncia la oposición para el 1 de septiembre próximo, traen recuerdos inquietantes del pasado. De un pasado no tan lejano, situado en aquel 11 de abril del año 2002, cuando una manifestación gigantesca marchó hacia Miraflores, con las terribles consecuencias que no todos conocen, pero que aún muchos llevan en su memoria.
En la Venezuela de ahora, donde el “estado de emergencia”, decretado o no por el Ejecutivo, es permanente. Donde los militares, bien de uniforme o de corbata, acaparan muchos de los cargos públicos y gritan a los cuatro vientos ser socialistas, chavistas y antiimperialistas; donde un General como Padrino López, Ministro de la Defensa, es adicionalmente nombrado Jefe de la Gran Misión Abastecimiento Soberano, recibiendo poderes especiales del Presidente de la República, que subordinan a todos los demás ministerios y organismos del Estado a su absoluta autoridad, pareciera una insolencia mencionar o, incluso pensar, que alguien se atreva y, menos, pueda venirse en armas contra el actual gobierno; pues la única posibilidad que cabría es que fueran los propios militares al mando los insurrectos. Una eventualidad que el propio Padrino López ha descartado en alguna ocasión públicamente, reafirmando el carácter de garante de las instituciones que tienen las Fuerzas Armadas Nacionales.
En cualquier caso, lo dicho por Maduro es preocupante, pues en momentos en que el gobierno reniega del Revocatorio, más que a meras advertencias, suena a presagio de algo que sucederá y ya fue avisado.
Pero haciendo a un lado, por unos instantes, la posible intención que subyace en el mensaje, no deja de ser curioso que Maduro haya hecho una alusión a lo ocurrido en Turquía y no a otro lugar. Aunque parece lo más lógico, por ser un hecho reciente, la idea de un símil entre el régimen de Erdogan y el régimen chavista del que forma parte Maduro, se hace inevitable y salta casi como un resorte del subconsciente.
En efecto, ambos regímenes se caracterizan por su estilo autoritario, con presos políticos, condena a los medios, estudiantes y twiteros que emitan expresiones que no gusten al gobierno o a alguno de sus funcionarios; razón por la cual a nivel internacional ya existe la opinión de que se comportan como verdaderas dictaduras. Mientras entre Hugo Chávez, que mandó hasta su muerte durante catorce años, más los tres de Nicolás Maduro, el régimen lleva diecisiete años en el poder, Tayyip Erdogan, tiene ya trece al frente del gobierno turco, habiendo sido calificado de dictador en varias ocasiones por la opinión pública internacional. Del mismo modo, se pueden vislumbrar algunas coincidencias entre el Golpe de Estado del 2002, calificado por algunos en su momento, de auto golpe, y el conato de Golpe contra Erdogan, del cual altos funcionarios de la Unión Europea manifestaron públicamente sus reservas y desconfianza, no obstante haberlo condenado por los canales oficiales.
En su alocución presidencial, el señor Maduro dijo igualmente, en medio de su amenaza y como corolario de la misma, que la OEA y el imperialismo de los EEUU le sabía a casabe, frase que ya había utilizado anteriormente en forma despectiva, para referirse a la actual Asamblea Nacional. Lo que no conocemos todavía, es a que le sabe, querer ser quien deje chiquito, como un niño de pecho, a alguien como a Erdogan, quien después de iniciar la purga dentro de los sectores religiosos y militares presuntamente implicados en la intentona de Golpe de Estado, quiere restablecer la pena de muerte abolida en el año 2002.
¿O será que entre esas medidas que piensa tomar Maduro, si se da un aldabonazo en su contra, está contemplado algo peor que la pena de muerte?