La seguridad, en todo aspecto, es necesaria para una convivencia armoniosa y confortable, y en los países civilizados, una de las más importantes es la seguridad jurídica, tan invocada, que algunos de tanto escucharla piensan que es un simple cliché.
Por el contrario, en mi opinión es uno de los pilares estructurales para los negocios en cualquier lugar del mundo y juega un factor preponderante para impulsar a un inversionista a tomar partido y definir dónde colocar sus recursos, buscando en todo momento que estén lo suficientemente protegidos contra atropellos de cualquier tipo, pues si estos llegaran a ocurrir, deben tener la certeza de que pueden acudir ante un órgano judicial transparente, imparcial y objetivo, que no responda a viscerazos de cualquier estamento de nuestra sociedad.
La cancha debe estar bien trazada, con reglas claras para operar y desarrollar sus negocios. Las pateadas de tablero por cambios repentinos de las disposiciones legales, como las tributarias y laborales, y su arbitraria aplicabilidad, son justo los factores que generan alta desconfianza en todo tipo de inversionista, local o extranjero.
En el mundo existen destinos especializados en la captación de inversiones, que protegen mediante reglas claras estos capitales, donde se sabe en qué marco legal se desenvuelven y con qué disposiciones laborales y tributarias trabajan, lo que les permite determinar su realidad económica sin sobresaltos ni sorpresas de última hora, que podrían llevar a cualquiera al borde de un infarto.
La competencia en este campo es atroz y debemos esforzarnos para que nos elijan como destino para la inversión seria, no esa golondrina que solo viene a especular y huye cuando se extinguen las oportunidades de rendimiento de corto plazo, quizás producto de ser un “infierno fiscal”, como nos llamó un distinguido periodista.
Si no hacemos nada al respecto, seguiremos operando dentro de una economía muy limitada y restringida. Ustedes juzguen si nuestro país encaja entre los amigables a la inversión foránea de largo plazo o no, la cual necesitamos con urgencia.