No es raro escuchar personas que dicen que los valores están cambiando, y con ello lo que están tratando de decir es que los jóvenes no actúan como ellos habrían actuado. Llaman valores a normas y costumbres, o modas, cuando valores es algo completamente diferente. Los valores no cambian, son permanentes, lo que cambia son las normas y las costumbres.
Los valores nos permiten diferenciar entre el bien y el mal, y nos dan criterios para elegir y actuar. El mal es desordenado y se sustenta en el capricho, el bien es ordenado y se sustenta en valores.
La percepción de valores tales como solidaridad, respeto, tolerancia, responsabilidad, puntualidad, honestidad es inherente al ser humano, se ha repetido en todas las civilizaciones, cambian las normas o costumbres relacionadas a la aplicación de esos valores, no los valores. Los líderes de la humanidad, los que han traído cambios permanentes y beneficiosos, se han sustentado en valores y han vivido de acuerdo a ellos, han sido esplendorosos en su pensamiento y en su manera de vivir, han dado ejemplo. Han sido excelentes comunicadores de valores.
Los valores, pues, se trasmiten a través del ejemplo de líderes políticos, culturales, económicos, religiosos, de maestros, de padres a hijos, siempre y cuando haya coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Las normas establecidas por la sociedad, por ejemplo, respetar los semáforos, definen lo que se puede y lo que no se puede hacer, y el castigo cuando no se respetan. Normas que no están sustentadas en valores desaparecen al desaparecer quien las impuso. Seguimos las normas para evitar el castigo. En sociedades institucionalizadas cambios en las normas solamente tienen lugar después de una profunda reflexión. En sociedades poco institucionalizadas, como la nuestra, es muchas veces el capricho o la buena intención del funcionario temporalmente a cargo de una entidad pública.
Las costumbres como por ejemplo, el vestirse de negro a la muerte de un ser querido, pueden estar sustentadas en costumbres pasajeras o en valores, como sería en este caso el respeto a los muertos. Seguimos las costumbres para evitar el aislamiento social.
Hasta hace poco tiempo había una inmensa variedad de costumbres porque el mundo estaba dividido en multitud de pequeñas patrias chicas con poca comunicación una con otra. Hoy, y cada día más, hay una globalización de costumbres y modas en su parte externa: el vestido, la comida, pero en la parte interna hay todavía inmensas diferencias entre las diversas culturas de la tierra. En Francia se acaba de prohibir o está en proceso de prohibirse que mujeres musulmanas entren al mar con la burka. Pero, sin embargo, es aceptable que entren al mar en bikini, o en monokini en algunas playas. Hace unas pocas décadas el bikini era inaceptable, ¿por qué es aceptable ahora?, porque cambió la costumbre. Yo me pregunto, ¿por qué es inaceptable que la mujer musulmana entre al mar con la burka si esa es su cistumbre?
Por ejemplo, el valor patriotismo se refleja en la norma de izar la bandera, quien haga el izamiento es una costumbre. En ciertas sociedades el valor respeto a la mujer lleva la norma de que las mujeres deben cubrirse completamente y la costumbre define el modelo de traje.
Una sociedad estable se sustenta en valores, en normas producto en esos valores y en costumbres compartidas. En sociedades en las cuales hay normas y costumbres compartidas, como era en la mayor parte de las sociedades hasta hace poco tiempo, la relación entre sus integrantes era fácil, justamente porque compartían normas y costumbres. En algunas sociedades, sin embargo, la reciente inmigración de personas con normas y costumbres radicalmente diferentes, ha creado tensiones y violencias. Es difícil esperar que esas tensiones y violencia desaparezcan con el tiempo cuando son producto de profundas convicciones religiosas.
En nuestro país, afortunadamente, las normas y las costumbres, aunque en rápido cambio, se mantienen relativamente homogéneas. Los jóvenes de las diferentes partes del país actúan en forma parecida, imitando lo que está ocurriendo en otros países. La gente de pelo blanco o ya sin pelo, debemos comprender y aceptar que normas o costumbres no son necesariamente malas por ser diferentes a las que estábamos acostumbrados. Eso requiere tolerancia y comprensión para poder influenciar para bien, con nuestra experiencia y no con nuestra intolerancia, a la juventud de hoy.
Muy de acuerdo Sr. Amador , ojala y asi piensen otros de nuestra generacion, en aras de la tolerancia en primer lugar y luego a la comprencion del momento que vive nuestra juventud y asi no » distanciarnos » de ella, propiciando la perdida de valores.
No estoy culpando a la falta de tolerancia y comprencion pero si ayuda- – a mas de otras cosas – a que la juventud en su rebeldia crea que los valores son estacionales.
Un abrazo
MUY BUENO SU TRABAJO,el cual dbería ser de lectura obligante en los hogares de Venezuela pues ilustra.gracias por escribir en estos momentos tan duros para los Venezolanos