He despertado con un amor nuevo, fuerte al sentir, liberador y fragante. No me ata ni me estanca, está ahora, aquí mismo, se ha metido en mis átomos y células, vibra con cada latido de mi corazón, corre libre por la sangre, me ha hecho crecer los ojos, ha limpiado el oído, purificado la lengua , me ha enderezado la espalda y me ha devuelto amigos ausentes, amores que se habían enterrado solos.
Este sentimiento nuevo, oloroso, cantador, libre de palabras, de pasados, de jaulas, que no se desplaza por el asfalto sino que viene desde Júpiter y sus lunas, desde Saturno y sus mares de chocolate y dulces de zanahoria y panela. Lo recibo, lo atiendo, lo mimo, le canto mis mentiras para que las desvanezca. Me anunció que venía, que llegaba y llego, está aquí, ahora. Lo siento en mis uñas, en la punta de los dedos y todas las manos, en los pies.
Es desbordante, mayúsculo, brota orquídeas y azucenas. Me guía, me conduce, no cuestiona, es amor que da vida, es el amor prometido, que ha venido a acompañarme; ahora donde había miedo ahora hay amor.