Sin duda que la Espada de Damocles del Presidente Correa que amenazaba cercenar la seguridad social militar desde el inicio de su gobierno, siempre estuvo omnipresente. Simplemente habías que esperar las condiciones y el momento oportuno.
Ricardo Patiño, al asumir el Ministerio de Defensa, tenía que cumplir la hoja de ruta impuesta por el gobierno de la llamada revolución ciudadana. Casi todas las instituciones públicas habían sido sometidas a los designios y postulados de la revolución, faltaban las FF.AA. a los militares había que doblegarlos y para que cumpla esta tarea, nada mejor que un entusiasta miembro activo del Foro de Sao Paulo.
¿Cómo era posible que los militares ecuatorianos, que deben ser obedientes y no deliberantes, no formen parte del proyecto político del socialismo del siglo XXI?. Amén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba, en los demás países integrantes de la Alianza Bolivariana para América o ALBA; es decir, a los militares de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, ideológicamente hubo que adoctrinarlos con los postulados del Castro-comunismo hasta proclamarse “antiimperialistas y socialistas” y luego que pasen a ser los guardianes incondicionales de los gobiernos totalitarios que pretenden perennizarse en el poder.
Las Fuerzas Armadas ecuatorianas, respetuosas de la democracia, subordinadas al poder político legítimamente elegido por la voluntad soberana, nacidas de las cimientes populares de la Revolución Alfarista, habían cumplido su misión, en la guerra y en la paz. Queridas, admiradas y respetadas por su pueblo, junto a la Iglesia Católica son las instituciones de mayor credibilidad y confianza de los ecuatorianos. Seguramente estas sean una de razones para que existan resquemores y desconfianzas y para la lógica de los “revolucionarios”, los militares de nuestro país se constituyen en “mal ejemplo” para sus colegas de los países de la ALBA.
No sólo se ha recurrido a desafíos, provocaciones, descalificaciones. Se ha tratado de socavar el bien ganado prestigio de los militares, incluso, llevando la lucha de clases a los cuarteles, sin considerar que unas Fuerzas Armadas por su naturaleza, son verticales, jerarquizadas y bajo leyes y reglamentos específicos.
Varios Ministros de Defensa declararon a su tiempo que respetarán la seguridad social militar, sobre todo su régimen especial. El Presidente Correa durante el Enlace Ciudadano No. 153, aclaró que de acuerdo al artículo 367 “el sistema de seguridad social es público y universal. No dice una sola institución y el sistema está conformado por el IESS, ISFFA, ISPOL y Seguro Social Campesino (…) Así que no habrá una sola institución que dirija la seguridad social, eso es falso”; además, que “la Constitución vigente señala que existirá un Seguro Universal y no un sistema único de Seguridad Social. Esto significa que todos los ecuatorianos y ecuatorianas civiles, uniformados, maestros privados, públicos deben tener un seguro social y una jubilación en su vejez”.
Hace más de 3 años circuló un globo de ensayo; es decir, un proyecto de una nueva ley orgánica de la seguridad social universal en la que se establecía que la autoridad rectora de la seguridad social sería el Consejo Nacional de Seguridad Social (en este organismo las FF.AA. no tenía ninguna representación); que el ISSFA, tendría las funciones de registro y actualización de información de sus asegurados; que sería un ente recaudador de los aportes y las contribuciones de los mismos; que no sería un oficial general en servicio activo el director. Que los fondos de los afiliados serían canalizados a través del Banco del IESS; que los préstamos hipotecarios, quirografarios y prendarios que soliciten los afiliados serían otorgados por el Banco del IESS, y algo extraño, se hablaba de “Los regímenes de trabajadores de las Fuerzas Armadas…etc.
El “globo de ensayo” señalado, a la postre se cumplió con creces, al aprobarse la írrita Ley de Fortalecimiento de los regímenes especiales de la seguridad social de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Llamarla de “Fortalecimiento”, resulta una cruel ironía, una burla macabra.
Por lo tanto, las reformas a la Ley de la Seguridad Social Militar, enviadas por Correa y aprobadas por la mayoría gobiernista, son sinónimo de perversión y revancha. Sólo queda ofrecerle a la seguridad social militar una missa pro defunctis o misa de réquiem, Amén.
El fin de la historia
Destruir nuestras FFAA para luego formar unas ffaa sumisas al gobierno de turno, con beneficios propios.
¿Qué pasó y los iconos para compartirlo en el facebook, no están? hay temor en ustedes.