Continua Mons. Cabrera -Arzobispo de Guayaquil- ilustrándonos sobre la actuación -equivocada por cierto- de cierta “Autoridad”, que busca PRESTIGIO, en el caso especifico de la “Hojita Dominical” del 16 de Octubre del presente año, titulándola “Autoridad como Prestigio”. Al respecto nos dice:
Esto es, aquella “Autoridad” «que busca, el aplauso y el reconocimiento”, como meta de sus actuaciones. El ego, elevado a la enésima potencia.
Que los hay, los hay, generalmente ocurre con cierta(s) autoridad(es), que ejercen el mayor nivel político, administrativo, corporativo o social.
Es hacia ese tipo de ciudadanos, de un país, de una organización internacional, de un gremio o de una asociación, etc., al que hace referencia Mons. Cabrera, a fin de que cada ciudadano saque sus propias conclusiones e identifique a quien(es) actúa(n) así, por ser notorias y publicas, sus intensiones, que incluso podrían darse ese tipo de actuaciones, en niveles menores, como por ej.; En un club social, en un establecimiento institucional, en una organización barrial, inclusive, etc.
Aclaro, que no estoy en desacuerdo con los reconocimientos que el Estado, Las Autoridades Publicas y/o Privadas, o los Gremios, realizan en sus respectivas organizaciones -que los/las dirigen-, muchas de ellas. Toda vez que, los reconocimientos están establecidos en sus regulaciones, en los reglamentos y los contextos estatutarios, para resaltar los méritos y/o reconocer acciones contributorias, de quienes lo realizan, sobre todo, en el campo profesional o social, de los ciudadanos comunes, autoridades o miembros agremiados.
Monseñor Cabrera, se refiere, -y comparto su criterio-, A QUIENES VIVEN para buscar en terceros, el aplauso y/o las condecoraciones.
Monseñor Cabrera, como ya lo dijimos en cartas anteriores, no se queda en el enunciado, va mas allá, y describe al tipo de persona(s) a quien(es), hace referencia en términos generales y nos dice:
“… Es amiga (tal autoridad o persona) de las condecoraciones, de las placas y de los diplomas. Le encantan las alabanzas, la adulación, los honores, los primeros puestos, y el incienso..”.
Napoleon Bonaparte, en su etapa de EMPERADOR y “dueño” de Europa, decía: “con estas medallitas, he conquistado mas países, que con mis ejércitos”. En referencias a sus públicas condecoraciones a muchos Reyes y miembros muy importantes de las Cortes europeas -que veían con recelo, las reales intenciones del emperador-.
Así, Bonaparte, evitaba las guerras y establecía las alianzas entre naciones, sumando poder y en ocasiones territorios.
Grave, gravísimas (en el sentido cristiano del mensaje), las palabras de Monseñor Cabrera, quien nos indica en detalle, a continuación, en su Hojita Dominical del 16 de Octubre, cómo, generalmente actúan, tal(es) persona(s) previstas de “Autoridad” y continua expresando:
…“HACE ALARDE Y GALA DE SU TRABAJO, DE SUS LOGROS, DE SUS SUEÑOS Y NO POCAS VECES, DESARROLLA UNA CRÍTICA FEROZ EN CONTRA DE SU ANTECESORES O DE AQUELLAS PERSONAS A QUIENES CONSIDERAN SUS RIVALES. POR ESO HABLA EN PRIMERA PERSONA CUANDO SE TRATA DE LAS CONQUISTAS Y EN SEGUNDA Y TERCERA PERSONA SI SE REFIERE A ASPECTOS DIFÍCILES DE LA VIDA, HABITUALMENTE RENUNCIA A SU DEBER PARA NO COMPLICARSE LA VIDA” .
Este tipo de Autoridad, logra sus efectos deseados, en quienes lo rodean e inclusive en quienes lo admiran, aún cuando tal circunstancia es, de suyo, transitoria.
Sin dejar de reconocer que tal transitoriedad puede extenderse a una, dos, tres o mas de 5 décadas. Todas aquellas Autoridades, que ejercieron la autoridad de esa manera, terminaron abruptamente su poder, o fueron derrotados en procesos electorales limpios, cuando lo permitieron.
Para que esto no suceda, no escatimaron esfuerzos para que a través de sus “súbditos”, pongan determinadas reglas del juego, que garanticen su permanencia (fraude), o de sus coidearios, a quienes le (s) “ordenaría”, continuar el “proceso”, como condición -sine quanon-, para continuar reinando.
Lo advierte, Monseñor Cabrera, en el ultimo párrafo de su exposición y nos recuerda que : “Dentro de esta dinámica, los miembros de una organización CAEN sin mayor dificultad en la tentación de ELEGIR a quienes los dejen VIVIR en paz; a alguien que nos les afecte en sus INTERESES PERSONALES y que siga tranquilo y FELIZ EN SUS SUEÑOS O DELIRIOS DE GRANDEZA Y DE GLORIA. (El resaltado es mío).
Concluye, Monseñor Cabrera, como siempre, su Hojita Dominical, de esta manera: …“Como podemos apreciar esta forma de ejercer la autoridad, no procede tampoco del evangelio”.
Escuchemos a este sabio sacerdote, en sus lecturas y reflexiones y concluyamos inteligentemente y con la razón en las manos, al momento de depositar nuestro voto, en las próximas elecciones del 2017.
Trayendo a la mente la actuación de algunos gobernantes, que creyéndose omnímodos, superstar y narcisista, solo se dedican a despotricar de gobiernos anteriores, superponiendo su actuación en el gobierno de su manejo, como lo único valedero. Todo gobierno en su época, algo hicieron por su país, ahora de que no todo es bueno, es algo relativo, hay obras que se hacen en su totalidad, otras a medias, y otras quedan solo en la imaginación o promesa de campaña, y quién sufre, EL PUEBLO. Por esta razón, hay que ilustrar al mandante o el soberano, como suelen decir los politiqueros como burla al votante, para que éste haga una minuciosa y rigurosa elección de los candidatos de elección popular, a cualquier dignidad, lo que se quiere son personas que verdaderamente amen a su patria, quieran a su gente y busquen el bienestar común, sin mirar sus intereses personales, Por ejemplo, a la Asamblea o el Congreso, hay que elegir personas con capacidad de legislar, no solo con ser periodista, médico, abogado, ingeniero, piloto, futbolista, militar en retiro, cualquier rama, tiene que tener capacidad y conocimiento sobre lo que es representar al pueblo que votó por él, en el Parlamento Nacional. Así como ahora se exige para ser profesor universitario PhD, y peor para ser Rector. Como ejemplo, miren lo que se exige para ser Presidente de la República, según el Art. 142 de la CRE: ser ecuatoriano por nacimiento, haber cumplido 35 años de edad, estar en goce de los derechos políticos y no encontrarse incurso en ninguna de las inhabilidades o prohibiciones establecidas en la CRE. O sea que, a la Carta Magna no le interesa el grado de conocimiento que tenga el candidato a la Presidencia de la República, profesionalmente hablando, He ahí el futuro. Por eso no podemos exigir a los postulantes a Padres de la Patria, profesión ni conocimiento alguno. Nos vemos.