Palabreja que está de moda para expresar dependencia a ese gigante asiático que se llama oficialmente República Popular China; hace rato que China ha salido a conquistar los mercados del planeta, especialmente del tercer mundo; ofrece todo tipo de productos baratos y con éstos ha inundado los mercados, no hay quien le haga competencia. Las grandes multinacionales las encontramos en China atraídas por la mano de obra extremadamente barata; además, las “facilidades y seguridades”, especialmente laborales, que ofrece el gobierno.
No solo China nos ofrece una gama inconmensurable de productos baratos, de dudosa calidad; sino una jugosa billetera para prestar dinero a los países que están ansiosos de capitales frescos; en esa situación está nuestro país, después de que el gobierno del Presidente Correa denostara a los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco de Desarrollo, etc. que normalmente prestan dinero a largos plazos y con intereses bajos, eso sí en condiciones bastante duras que aseguran el retorno de los capitales.
Pasamos de Guatemala a “guatepeor” como dice el dicho popular, es decir del Tío Sam al Tío Chang. Hemos acudido a China que nos ofrece dinero, pero en condiciones mucho peores que los organismos multilaterales; con plazos sumamente cortos, intereses de usura y lo que es más, se aseguran el pago con petróleo. Eso no es todo, estamos obligados a que compañías chinas sean las contratistas para las obras a realizarse, dichas compañías construyen puentes, gigantescas obras de generación eléctrica, explotan el petróleo, etc.
Se ha dicho que los tres negocios más rentables en el mundo, son: el petróleo, la venta de armas y el narcotráfico; China está de lleno en nuestro país en dos de los tres negocios rentables: petrolero, armamento y equipo militar.
Con una empresa China se contrató la compra de radares para la frontera tan vulnerable como es la del norte, esos radares jamás funcionaron, no cumplieron con los protocolos acordados, por lo tanto hubo que rescindir el contrato. Han pasado más de ocho años del ataque a Angostura y seguimos en total indefensión. Como si eso fuera poco, ahora, la empresa China que debía cumplir con la entrega de los radares, le demanda al Estado ecuatoriano, exigiendo el pago de 280 millones de dólares.
La experiencia que tenemos de adquirir vehículos, armamento (fusiles AK-47), municiones, equipo militar, incluso tela para uniformes, de fabricación china, no es nada recomendable.