El hecho de que todo se desmorone frente a nosotros es una prueba y también una forma de sanación. Pensamos que lo que debemos hacer es pasar la prueba o superar el problema, pero la realidad es que las cosas no se resuelven. Las cosas funcionan y luego dejan de funcionar. Entonces vuelven a funcionar y dejan de funcionar de nuevo. Así son las cosas.
La sanación llega cuando creas un espacio en tu interior para que todo esto ocurra: espacio para el dolor, para el alivio, para la tristeza, para la alegría. Cuando pensamos que algo nos va a dar placer, en realidad no sabemos qué va a pasar. Cuando creemos que algo nos va a traer tristeza, en realidad no sabemos.
Crear el espacio para ‘no saber’ es lo más importante de todo. Tratamos de hacer lo que creemos que va a ayudar al problema. Pero no sabemos qué va a pasar. Nunca sabemos si vamos a ganar o perder.
Cuando llega una gran desilusión, no sabemos si es el fin de la historia. Puede ser el comienzo de una gran aventura. Así es la vida. No sabemos nada. Llamamos a algo ‘bueno’, lo llamamos ‘malo’. Pero en realidad no sabemos nada…’