En este artículo sigo tratando cerca de las esencias florales como un método natural y práctico para restaurar la salud y prevenir la enfermedad.
Los conceptos vertidos aquí no los he inventado yo; son muchos los médicos y terapeutas que han investigado y continúan haciéndolo , acerca del efecto beneficioso de volver a la naturaleza. Hay que conocer como actúan y para que sirven las esencias florales, así podremos aprovechar al máximo todo su potencial.
¿Cómo actúan las esencias cuando son ingeridas? Es una pregunta que se podrían hacer y hay que responderla. Acaso las esencias actúan por magia o por algún tipo de encantamiento? Las esencias florales actúan como todas sustancia ingerida, pero van más allá; actúan así: las vibraciones de las flores entran en nuestro cuerpo energético para desbloquear emociones y procesos vividos, también para elaborar y asimilar hechos o situaciones que se han quedado como estancadas. Como si comiéramos algo y no lo metabolizáramos,; las emociones también deben metabolizarse.
Una vez dentro del organismo, las esencias florales despiertan la conciencia ayudando a que salga a luz lo que está guardado en el subconsciente.
Debemos darnos cuenta y tener muy claro que la enfermedad pertenece a otro plano distinto al físico; su origen está en la mente y luego se afecta el cuerpo emocional, después el vital y finalmente al cuerpo físico.
Las esencias florales no solo son curativas, son preventivas, ya que al desatar “el nudo”, facilitan el metabolismo de la emoción estancada y armonizan el desequilibrio antes de que alcance el cuerpo físico. Estamos acostumbrados a que , obviamente, el paciente llegue a la consulta, cuando ya está enfermo.
Cuando el paciente ya está enfermo, las flores actúan sanando. Hay que tener en cuenta que lo procesos no siempre son inmediatos, ya que en ocasiones el ser humano pone resistencia. Resulta difícil para algunas personas cambiar su habito de “estar enfermo”; de “ser así” , etc. Hay personas que están acostumbradas a vivir mal, otras están acostumbradas a hacer las cosas a “su manera” lo que tiene que ver con algunos factores, como creencias, patrones familiares, tendencias sociales, familiares, situaciones diversas congénitas o heredadas. Existe además una tendencia a repetir comportamientos; se sienten cómodos con ser “igual al papá, a la mamá o al abuelito” sin saber que eso es justamente lo que les hace daño.
Es importante saber que el síntoma es la manifestación de un desequilibrio que ha iniciado más allá del cuerpo físico, como lo dije antes, en el plano emocional y mental. El doctor Bach llamaba a esto: los defectos que se gestan en la mente. Las flores inoculan la virtud opuesta al defecto, reordenando y sanando el desequilibrio, y el cuerpo recupera su energía.
Cuando la persona toma las esencias puede ocurrir, no siempre sucede, que comienzan a salir ciertas emociones que estaban guardadas en el subconsciente, luego de manifestarse, sanan. No hay que temer si ocurre este proceso.
La alta vibración de las flores permite ir reordenando el desorden interior; estamos intoxicados no solo de los químicos físicos que ingerimos a diario en las comidas, bebidas, etc., si no además de emociones turbulentas, obsesiones, creencias y malos hábitos, que terminan enfermándonos.
Cada parte del cuerpo que está afectada nos indicará la naturaleza del problema, el cuerpo habla cuando algo anda mal, y es ahí cuando se manifiesta el síntoma y algo duele o incomoda.
Las esencias florales deben ser usadas de manera sublingual; actúan sobre los vitris, estructuras bioenergéticas localizadas en todo el cuerpo, activando la función de las mitocondrias. De ahí que renuevan la energía.
No tienen efectos secundarios, ni interfieren con otros tratamientos.
Sin embargo se recomienda no auto medicarse, ya que como toda medicina, debe ser prescrita por un profesional capacitado.