“El mundo se mueve por la fuerza de los deseos”. Joseph Garzozi Buchdid
“No desear nada es no vivir”. Paul Geraldy
“No se desea lo que no se conoce”. Ovidio
Resumiré, como introducción, la amplia cobertura de definiciones y áreas que cubre el concepto del deseo para reflexionar sobre el mismo:
“Deseo: del latín desidium, deseo es la acción y efecto de desear (anhelar, sentir apetencia, aspirar a algo). El deseo se dice del anhelo de saciar un gusto. El deseo es una fuerte inclinación de la voluntad hacia el conocimiento, consecución y disfrute de algo. Querer y aspira algo con vehemencia o anhelo o intensa necesidad de algo. Atracción sexual”.
Como pueden apreciar, hay muchas formas de entender el deseo. Puse a último la más popular: deseo sexual. El deseo no es solo un sentimiento relacionado con cosas o personas, también lo es con aspiraciones: deseo ser feliz, con estados de salud: deseo vivir sin dolores ni enfermedades. Con estados de ánimo: deseo vivir en paz y seguridad. Con situaciones económicas: deseo vivir sin angustias, deudas y estreches económica, sin que ello signifique desear ser millonarios.
Las tres frases famosas que encabezan esta reflexión, tienen un profundo significado. La de Ovidio expresada hace varios cientos de años, nunca pierde actualidad. Por ello todas las estrategias de marketing y ventas están destinadas a que el mercado, en su más amplia concepción, conozca todas las ofertas de todo para generar los deseos de comprar y poseer lo ofertado.
Esto ha hecho que el deseo sea el mayor aliado de todos los sistemas electrónicos de comunicación e información, hasta saturarnos de tal manera que aparte de la adicción a los mismos y el tener siempre lo último que salga en nuevas tecnologías, sirve para en combinación y asociación manejar, manipular, adoctrinar y conducir por los caminos del deseo, hacia donde quiera, no solo los políticos, sino los grandes negocios de todo tipo, las religiones, los grandes eventos deportivos y tantos cuantos son los deseos de los humanos, convirtiendo a la humanidad en el más grande rebaño del planeta.
El deseo puede ser un camino al bien o al mal, al progreso o a la destrucción de la humanidad, a la paz o a la guerra, al amor o al odio, al de la corrupción o a la honradez, a la felicidad o a la amargura, acordando siempre que nada es eterno, que el deseo puede cambiar de una a otra cosa a vece hasta opuestas, pasar del amor al odio por que no debemos olvidar nunca que nada es eterno, que todo lo material y carnal cambia, y que solo la fortaleza espiritual te mantendrá equilibrado en el enorme mar de los deseos evitando ahogarte en él.