Es conveniente recordar en estas festividades algunas referencias y conceptos que definan y marcan a la humanidad. La primera, la Navidad es para los cristianos la fiesta del mayor regalo de Dios a la humanidad. Jesucristo es el regalo de amor, modelo, principios, sacrificios y todas las virtudes que nos ha enseñado con sus palabras, su vida, su sacrificio.
Pero el mundo cristiano transformó el regalo en cosas materiales, lo llevó al territorio del Dios Dinero y con su poderosa arma del consumismo, desvirtuó y convirtió el mayor regalo de amor, transformando esta festividad en una más del materialismo mundial. Las otras religiones y sus creencias y rituales, en algunos casos, se han contagiado con el virus del materialismo pero a gran distancia de los cristianos.
En cuanto al 2016, es lamentable y preocupante las cifras de dolor y muerte que contabiliza el mismo, por guerras, atentados terroristas, catástrofes naturales, violencia, dictaduras, corrupción, droga, prostitución, tráfico de seres humanos y de sus organizaciones y un largo etcétera, que en cada continente y país tiene sus propias y dramáticas características.
¿Qué podemos esperar para el 2017 y los años siguientes? Si la tendencia se mantiene vamos a intensificar y ampliar la crisis, el dolor, el hambre y la muerte, el Dios Dinero solo contabiliza resultados, no tiene principios ni valores y le importa muy poco la humanidad, sus sufrimientos y las muertes.
Si no despertamos y nos liberamos de estas corrientes y sistemas estamos condenados al dolor, el sufrimiento y la muerte. Cada cual debe hacer su elección en su libre albedrio, escoger el camino y buscar su destino.
¿Pero qué tiene que ver el nuevo año con Jesucristo? Tiene mucho que ver y es quizás lo único que aceptó el planeta y la humanidad para administrarse, y esto es contabilizar nuestra historia y nuestros años en “Antes y Después de Cristo” y aunque hay muchas religiones que tienen otros calendarios y no siguen este patrón en sus áreas, si lo hacen a nivel de sus relaciones mundiales, contables y financieras, haciendo que Cristo nos marque la historia aunque sea en el mundo materialista.
Concluyo deseando lo mejor a todos los lectores y a la humanidad en estas navidades y en el nuevo año 2017 después de Cristo, incluidos los judíos y asiáticos con sus propios registros de miles de años.