Ahora todo el mundo habla de ella.
Sin embargo la misma siempre ha existido y ha trascendido al tiempo, raza o la condición política de cómo se gobiernan los pueblos.
Es tan vieja como vieja también es la presencia del ser humano sobre la tierra.
Es una característica inherente a los defectos de la especie humana.
Es parte de las anomalías negativas de nuestra identidad
Dentro de los más graves defectos del ser pensante, la corrupción es una de sus principales lacras.
Es tan antigua como la biblia.
Para muestra de corrupción, en el paraíso la culebra chantajea a Adán y Eva para que mediante un soborno hecho a través de una manzana, estos pudieran sacar ventajas que les eran ocultadas en el árbol del bien y el mal.
Otro acto de corrupción es el soborno que le hacen a Judas para que entregue a Jesucristo por treinta denarios.
El asesinato de Jese James por su primo, fue un acto de corrupción propiciado por el soborno efectuado con dinero.
La muerte de John Kennedy a cargo de los acereros de la industria, fue un acto de corrupción llevado a cabo por la entrega de dinero.
El escándalo de la FIFA.
Sus millonarios e incontables sobornos rebeló al mundo la corrupción que imperaba en un deporte cuyo lema era el juego limpio.
La vinculación del Vaticano con la mafia, señala actos de corrupción llevados a cabo de la iglesia.
En México se institucionalizó “la mordida” como el valor económico agregado que todo ciudadano tenía que pagar por cualquier trámite gubernamental que se debía hacer.
Estos pocos ejemplos demuestran que en distintas circunstancias y bajo diferentes condiciones, el ser humano siempre ha llevado en su interior la propensión para ser corrupto.
De la misma manera que la perversidad, vanidad, egolatría, agresividad y todos los más bajos instintos son parte de la innata del lado malo de la condición humana, la corrupción es una forma de ser en el animal pensante.
En todos los gobiernos anteriores han existido múltiples actos de corrupción.
Sin llegar a generalizar, me atrevería a decir que en todos los gobiernos ha habido funcionarios corruptos, que en mayor o menor proporción han usufructuado de los beneficios económicos que les concedía el mal uso de su transitorio poder.
Nuestro país no podía ser una excepción.
Los casos de corrupción que ahora se saben, solo demuestran la verdadera finalidad del mal uso del poder como instrumento rápido para volverse rico, a costa de un atraco perpetuado a todos los ecuatorianos.
La diferencia entre los corruptos de antes y los corruptos de ahora, es que los corruptos de antes eran hipócritas y los corruptos de ahora son prepotentes.
Antes robaban en silencio, mientras que ahora cínicamente lo hacen para enrostrárnoslo en la cara como una muestra de poder.
El cinismo prepotente del burócrata actual, lo lleva a enseñarnos el cambio de vida que ha obtenido por medio del robo legalizado a través de la corrupción y el mal uso del poder.
Hoy en día, si ves a un funcionario público que antes no tenía ni para comer, lo vas a ver manejando un carro último modelo y de precio inalcanzable.
Los burócratas de hoy tienen yates, carros, casas, relojes muy caros y un status de vida que simplemente son inalcanzables para quienes vivimos modestamente de nuestro trabajo.
Uno de los estratos privilegiados por las acciones de este gobierno está conformado por los burócratas.
Ahora no solo que han mejorado sus condiciones de vida, sino que hacen gala de ellas.
Siendo la corrupción una tara innata al hombre desde el comienzo del tiempo… ¿Qué se debe hacer para que no exista?
La fórmula es bastante sencilla: mientras haya impunidad existirá la corrupción.
Solo en el castigo total al corrupto, se encuentra la prevención.
Si la cabeza es corrupta, los dedos del pie son corruptos.
Si los organismos que deben controlar la corrupción son quienes le otorgan la impunidad a los altos funcionarios para que puedan ser corruptos, los funcionarios pequeños también estarán solapados por esa misma impunidad.
La lucha contra la corrupción debe ser una agresiva y despiadada política de estado.
Igualmente se debe castigar al más alto funcionario, como al más pequeño burócrata.
La lucha contra la corrupción es de todos.
Impedir la impunidad es una tarea de todos.
El castigo debe ser impuesto por todos.
Muy bueno el artículo doctor Palacios, pero me gustaría saber en que se basa para afirmar que a Kennedy lo asesinaron los industriales acereros y no los otros probables victimarios cuyos nombres salen en las teorías conspiratorias. Muchas gracias