Pequeño en su espacio físico, gigante en su producción musical ancestral-guayaquileña, donde en una visión retrospectiva se le brindó la mañana del domingo 12 del presente, un homenaje a Luis Padilla Guevara -en vida hermano, en vida- como deben ser los homenajes. Con la real presencia del autor, compositor y más que eso, restaurador del pasillo ecuatoriano; algunos de ellos- interpretados por alumnos y ex alumnos de la Escuela del Pasillo “Nicasio Safadi”, otro ícono cultural de valía, que funciona en dicho Museo bajo los auspicios del Municipio de la Ciudad.
Todo ello creación y dirección de la inigualable Historiadora ecuatoriana, alto exponente de la Cultura Nacional, Jenny Estrada, quien ha convertido dicho espacio en un templo viviente de la música ancestral costeña.
Indiscutiblemente fue un acto memorable, el que se vivió aquella mañana en honor a Padilla: Doctor en Medicina y excepcionalmente músico de trayectoria internacional que salió a la palestra nacional en la década de los 90 con su pasillo Guayaquil vive por ti, a cuyo son se levantó el espíritu guayaquileño, junto a la acción reivindicadora de la ciudad por el Alcalde León Febres Cordero, de rescate del patrimonio histórico desde el nivel educativo; en una campaña en la que pusimos “alma, vida y corazón”, para que todos los educandos de escuelas, colegios y universidades de la ciudad, como él decía: Hagan conciencia de las características que hacen a Guayaquil, única en su historia y geografía.
Y con el “Guayaquil vive por ti”, “Viejo barrio de la Peñas” y otros pasillos que creó Padilla, como “El Guayaquil de mis abuelos”, “Juan Pueblo”; desde el Depto. de Promoción Cívica -Prensa y Publicidad dirigido en ese tiempo por otra mujer extraordinaria Gloria Gallardo Zavala; hoy Directora Municipal de Turismo y yo en la Jefatura de Educación Cívica, hicimos renacer los deberes y derechos ciudadanos rescatando desde su patrimonio histórico el sentir guayaquileño, en una actividad diaria que hacíamos, cual en una “Fragua de Vulcano” revivida, programas cívicos- activos, en toda la ciudad.
Tarea titánica, cuyo fondo musical fueron los pasillos de Padilla, cantados y bailados en estadios, parques, coliseos, teatros y parroquias de esta ciudad que va a la vanguardia de la Patria.
Recuerdos, que hoy son históricos en la reivindicación de Guayaquil: cuando se juntaron las fuerzas ciudadanas para sacarlo del abismo en que se encontraba.
Imposible olvidar a las mujeres juntas del suburbio y ciudadelas, escoba en mano, limpiando el palacio municipal, sus portales y rincones abyectos…
La arremetida que se hizo por salvar la torre morisca del reloj público: primero expulsando la peluquería en cuyos bajos sucios atendían a los trabajadores municipales; ir en busca del relojero, que aun existía, para volverlo a hacer funcionar y oír luego sus campanadas; mientras Montserrate Maspons, la ceramista, hacía en su horno particular los mosaicos para reponer los dañados, traídos otrora de España… Y la salida que hicimos a buscar los jarrones ornamentales de bronce que faltaban en el Hemiciclo de la Rotonda que habían sido llevados, como en tierra de nadie…
Y ese programa ecológico que Gloria Gallardo lo creó Hagamos de Guayaquil una ciudad para vivir, para darle a la ciudad el habitad natural, que poco a poco se iba perdiendo y que con esta mujer a la cabeza, se comenzó con los entes barriales a diseñar y sembrar los parques en los barrios, mientras reuníamos en nuestra “fragua” a connotadas jardineras y botánicos de la ciudad.
Esto, a breves rasgos, venidos a mi memoria en ese día del homenaje a Luis Padilla, que fue también uno de los artífices de esa reivindicación de la ciudad.
Esta Ciudad nuestra – Guayaquil – por la que debemos estar unidos y a la expectativa todos sus habitantes, a que no sea lesionada ni ofendida. Uniendo nuestras fuerzas, al Capitán de ahora, el hombre Alcalde Jaime Nebot, hombre franco y decidido a defenderlo y con su tesón, llevarla a la vanguardia de las ciudades del mundo para decir:
“Ahora y siempre Guayaquil vive por ti”
Magnifico escrito gran educadora, mi recordada «Tante Lili»