Estamos próximos a escoger en pocos días por una de las dos opciones presidenciales para entregarle la dirección de nuestro país, poner nuestra esperanza en sus manos, encargar el mandato para que administren los recursos como es debido, esperar que cumplan lo prometido y que respeten las leyes que nos rigen; que sean prudentes y sabios al decidir el rumbo a seguir, para que cuando se den la vuelta encuentren a millones de ecuatorianos caminando junto a ellos y siguiéndolos sin dudar, empujando el carro en el mismo sentido.
De equivocarse, seguro al dar esa vuelta encontrarán la soledad del poder por haber perdido en el camino a cuanto ser humano pudieron haber decepcionado, ofendido y humillado, sin mencionar la traición a sus principios, que cala tan profundo en eso que los de carne y hueso llamamos conciencia.
La conclusión de la lección aprendida está en nuestras manos, vamos a decidir de manera libre y democrática en las urnas.
La ciudadanía estará atenta a los resultados electorales y a que estos sean respetados sin metidas de mano o aplicación de mañas para torcer la decisión mayoritaria.
Los candidatos prometen, caminan, abrazan, saludan y nos dicen lo bien que nos va a ir junto ellos; al final es necesaria nuestra reflexión profunda sobre lo que aspiramos y a dónde vemos a nuestro país en los próximos cuatro años para encontrar la tan ansiada respuesta.
Estemos preparados para recibir durante esta última semana de campaña todo tipo de condimentos y alborotos para convencernos de votar por uno o por otro; al final, tengamos los ojos bien abiertos para discernir lo que es real de lo fabricado, lo que tiene fundamento o simplemente es una mala novela armada con simples fines electorales.
Ya hace rato entramos a la mayoría de edad en tema de elecciones presidenciales, es hora de comportarnos como adultos para elegir con madurez, sin sentimentalismos que al final no contribuyen a administrar de manera acertada un país.
Dios nos ilumine en esta crucial elección y ¡que viva la democracia mi querido Ecuador!
Yo, mi estimada señora, creo que no solo somos adolescentes, (cuantos de ellos tienen 18?) sino que demás, el miedo ( de perder el trabajo si no votan por el continuismo) las múltiples promesas que se saben ( por parte de la dictadura) que son imposible de cumplir,ETC. Si se toma en cuenta el intento de consumar el fraude, estoy seguro que Ud. aceptará ,que aunque la dictadura se vio obligada ha aceptar que no ganó en la primera vuelta, si se mantuvo y legitimizo con todos los votos fraudulentos el primer puesto. Siento tener que decir que, con el golpe de estado en Venezuela, la desesperación de la dictadura se agudiza. Se completará el fraude entonces, yo creo que lo intentarán y, depende de los ciudadanos libres, permitirlo o no.