La mitología griega menciona como Zeus envió a Pandora a la tierra para castigar a los hombres dándole una caja con instrucciones de no abrirla. Pandora fue conducida ante Prometeo a quien había sido destinada. Asunto por naturaleza, Prometeo no quiso recibir a Pandora ni la caja, y puso en guardia a su hermano Epimeteo, prometiéndole este ser precavido, pero al ver a Pandora tan bella se olvidó de la promesa. Aceptándola por mujer y abriendo la caja misteriosa donde se encontraban encerrados todos los males que pueden afligir a la rama humana (enfermedades, guerras, hambre, querella, calamidades) pero en el fondo de la caja quedaba la esperanza.
Es justamente la esperanza que todos los ecuatorianos tenemos con la elección del nuevo Presidente de la República que regirá los destinos del país.
El nuevo Jefe del Estado, debe tener en claro que existe una profunda diferencia entre llevar a cabo una campaña electoral para ocupar la presidencia, y gobernar una vez que ha sido elegido para el cargo.
Richard Nixon, ex presidente de los Estados Unidos, señalaba que el objetivo principal de una campaña consiste en obtener la popularidad. Una vez en el gobierno la popularidad tan solo representa un medio parea lograr un fin. Nunca se la debe acaparar, sino utilizarla a favor de los objetivos más importantes. El éxito de un presidente se mide por sus logros en el propio país como en el exterior; no por su popularidad en las urnas.
El nuevo presidente se va a ver obligado a adoptar cientos de decisiones difíciles motivos por el cual deberá poner a prueba sus ideas ante sus colaboradores de mayor confianza; comprobar las de ellos y, lo que es más importante, asegurarse su apoyo a la decisión que adopte. Pero el que toma la decisión será el.
Deberá nombrar a sus ministros y altos funcionarios no escogiéndolos por amistad o por ser incondicionales o miembros del partido, sino por ser capaces y honestos para que lo ayuden en la administración del Estado; algo parecido a lo que conocían los romanos como la carrera de los honores, es decir las personas que durante sus vidas se habían destacado por la honestidad de sus costumbres y lo valioso de sus conocimientos. Repito sus designaciones no deben hacer consecuencia del lastre político.
Por los motivos expuestos deberán llamar a los mejores ecuatorianos a formar su gabinete ministerial, aunque con seguridad no le será fácil ya que a hombres con estas características no les mueven las riquezas ni los honores para aceptar un cargo público, sin embargo han de ser compelidos a conformar el gobierno ya que el mayor castigo para los hombres de bien cuando se rehúsan a un puesto público , es ver sufrir a su país con funcionarios malos y el temor que esto ocurra los obligará aceptar formar parte del equipo de gobierno.
Deberá de recordar que un hombre de Estado no tiene en cuenta su propio interés, sino el del pueblo.
Como jefe de estado es el responsable de la política exterior. Por lo tanto deberá de despojarse de antagonismos políticos y falsas ideologías dirigiendo nuestras relaciones exteriores como política de Estado que a todos nos compete, incluida esta generación y las que vendrán en el futuro.
Deseamos la mejor de la suerte al nuevo presidente de la República con la esperanza de que este nuevo gobierno saque adelante al Ecuador en la difícil situación que atravesamos donde la corrupción y otro males atentan contra el sistema democrático